30.12.11

Ser de tu amor, el amor

Vieja la noche triste, en la ronda
el plátano ha perdido toda cobriza hoja
que yacente alfombrara las aceras urbanas
y sus trémulas ramas, desnudadas ahora,
se encuentran esperando la necesaria tala
que renueve su savia.
                              Así, mi cuerpo aguarda,
sajado y dolorido, que algún querer despierte
la pasión dormitante que aletarga mi alma.
Corazón tormentoso,
de caricias, abrazos y placeres, remembranza.

Con ninguna respuesta a afligidos mensajes,
a ti te invoco, ángel, mi ángel de la guarda,
aún no tengas memoria del amor otorgado,
ni amanecer de besos, ni pliegues en las sábanas.
Corazón tormentoso,
evocación de pieles,
goce de senos,
ternura de miradas.

Pero todo es inútil.
Vieja la noche triste,
nada evita el desgarro que mis entrañas sienten:
este otoño ganaron las derechas…
por otro me dejaste como un juguete roto.

















10.12.11

Correpondencia




¡Hola amigo!

Simplemente quiero darte las gracias por tu estupendo blog.

Tras leer primeramente la entrada...  yo pasé un buen rato leyéndolo. Es muy interesante y fácil de entender. Me gustó mucho la entrada...

Te escribo porque actualmente estoy trabajando en la empresa ...

 y mi trabajo consiste en persuadir a los bloggers agregar nuestros enlaces.

Me encanta mi trabajo, tenemos un equipo genial, pero por desgracia no tengo ni idea de convencer a los bloggers para que colocan nuestro enlace, por eso me temo que yo pueda perder mi puesto. Aún así, en lugar de enviar miles de emails a varios bloggers, estoy leyendo tu blog...

Sinceramente, no estoy seguro que nuestro enlace... sería conveniente en tu blog....


Sin más por el momento te deseo un excelente día! Una vez más te agradezco por el blog porque es genial!



Saludos cordiales.



3.12.11

La cripta


Dado el mefítico apego de Juan Manuel de Prada a los films que escandalizan a la crítica más morigerada por sus escabrosidades y truculencias y su ignominioso aspecto de madre superiora, le recomendaríamos tres películas bizarras del cine japonés para que nos las comente, predicando como sabe sus execraciones y denuestos monjiles:
· El convento de la bestia sagrada (Norifumi Suzuki) 1974.



· La confesión de Runa (Masaru Konuma) 1976.



· Los pecados de Sor Lucía (Koyu Ohara) 1978.

 




25.10.11

Lugar

Para J. H.

Ha llegado el tiempo del lugar.


Una casa, una calle, una ciudad,

ese vacío que fluye

moldeado a cincel por la memoria,

periferia de todos los espacios,

olvida o conmemora

la huella signadora de su establecimiento.


Ha llegado el tiempo del lugar,

pues sin saberlo,

el espacio era ya…

el lugar en el tiempo.

Z.



12.8.11

Nunca, nadie, nada... pasado

 

 

 

 

 

 

Leídos los diarios

ya no escuchas la música de radio.

Como todos los años antes de Navidad,

en soledad transcurren unas horas

que preceden reuniones familiares.

La calle se desnuda, parpadean farolas

y casi nunca llueve.

No por nostalgia ni melancolía,

el alma se te encoge,

solitario,

se humedecen los ojos…

te acompaña la suerte de no pensar en nada,

escasa lotería de dicha momentánea,

y sin embargo

escribes unos versos tan helados

como esas manos tuyas

que, invernales, añoras

asomado al vacío

de este corazón deshabitado.

Parpadean farolas, la calle se desnuda

y casi nunca llueve.

Nunca, nadie, nada.

8.8.11

Viaje en tren

En tren.

En otoñal mañana, aún el tren no se desplaza.

Una joven mujer, triste de ojos morenos y morena de ojos tristes, busca su reservado asiento con desgana aparente.

Se acomoda a mi lado, y desprende con su embarazo leve, o tristeza de frío, ni se abre el abrigo de lana, o tristeza de antojos, se esconde en gafas negras rehuyendo compañía.

Se me antoja asignarle una mirada erótica a sus tersas rodillas, para corresponder furtivo a su desdén, frente a mi cortesía.





2.8.11

Ángel azul

Reencuentro breve.

a M.


Este escondido amor,

dormido estaba en la memoria leve,

contigo se despierta.

Tan ajados dejó los días de mi otoño

que el corazón, asaz desconfiado,

no revive la dicha de feliz coincidencia.


Tu respuesta de encuentro

lacera silenciosa mi piel y mi recuerdo.

Tu desamor ahora,

cual tempestad de invierno,

inútil quebraría como árbol secado,

mi alma para siempre.


¡Continuas tan bella,

asmodea princesa de mis sueños!

Largo temblor de besos escindidos

tu cabello dibuja esa faz tan querida,

añorante deseo que conduce a tu boca,

esos labios tan calmos que mi sed no apaciguan.


Me negarás tus senos

y el abrazo se pierde lejana tu cintura

apagando cual lluvia mis tibios sentimientos.

Mi ansia no confina tu cuerpo inaccesible

y tus ojos, hermosos ojos grises,

traducen en jirones mis tenues esperanzas.


El tiempo, con su curso, cicatriza

los amores perdidos y su herida,

ajena se resiente a los cambios del tiempo.







31.7.11

Verde que te quiero verde

Ninfa.

a S.


Aunque tu silencio no implique cobardía

prefieres, desdeñosa, no darte por vencida

y sin palabra escrita combatir más mi dicha,

avergonzada, esperas, por resultar explícita.


Aunque fue sólo un brote de esperanza postrera,

yema que, florecida, anuncia primavera

en algún viejo tronco de rajada madera

que amor despojará de una inútil espera.



28.7.11

Amor cortés



Amor cortés.

a V.


I)

Mi horóscopo decía

que Venus

(diosa de la armonía y del amor)

me permite desplegar mi máximo carisma

y que Saturno agrega

eficacia implacable.

A causa entonces de tu suave seducción

cuando trabajábamos,

el viernes por la tarde

te escribí por e-mail:

“Además de tenerte

muchísimo cariño,

me estoy enamorando

de ti completamente”

Y tú me contestaste:

“Gracias por el cumplido y agradezco

que todos me apoyéis

en momentos de agobio”

Ay, querida, no se trata de eso.

¿Qué diosa me castiga

sin estar en los brazos de la mujer casada?



II)
Que fueses dormitorio donde sueñe,

osé anhelar desde el primer encuentro,

pero devine siempre,

a tu atracción, frontera inescrutable:

mirarme y nunca verme… como hombre,

resultado constante de interesadas citas.

¿A qué la primavera?

Han pasado los días

y tan sólo me ha quedado de ti

un móvil y un e-mail

en agenda anotados con letra temblorosa.