26.5.17

Pavese: El vicio absurdo (6).


Las mañanas pasan claras
y desiertas. Así tus ojos
se abrían en otro tiempo. El amanecer
transcurría lento, era un vórtice
de luz inmóvil. Callaba.
Tú viva callabas; las cosas
vivían bajo tus ojos
(sin pena sin fiebre sin sombra)
como un mar en la mañana, claro.

Donde estás tú, luz, está el amanecer.
Tú eras la vida y las cosas.
En ti respirábamos despiertos
bajo el cielo que aún está en nosotros.
Sin pena sin fiebre en este caso,
sin esta sombra saturada del día
abrumado y diferente. Oh luz,
lejana claridad, respiración
ansiosa, diriges tus ojos
inmóviles y claros hacia nosotros.
Es oscuro el amanecer que pasa
sin la luz de tus ojos.


Cesare Pavese
30 de marzo de 1950.


© Traducción de Sr. Verle


22.5.17

Pavese: El vicio absurdo (5).


Habrá un cielo claro.
Se abrirán las calles
sobre el cerro de pinos y de piedra.
El tumulto de las calles
no mudará aquel aire sereno.
Las flores salpicadas
de color en las fuentes
mirarán a hurtadillas como damas
divertidas. Las escaleras
las terrazas, las golondrinas
cantarán soleadas.
Se abrirá aquella calle,
las piedras cantarán,
el corazón palpitará turbado
como el agua en las fuentes–
esa será la voz
que subirá tu escala.
Las ventanas sabrán
el olor de la piedra y del aire
matutino. Se abrirá una puerta.
El tumulto de las calles
será el tumulto del corazón
en la perdida luz.
Serás tú –serena y clara.


Pasaré por Piazza di Spagna. Cesare Pavese
 28 de marzo de 1950.



© Traducción de Sr. Verle