Go West, Mae...
[Sr. Verle, queremos verle]
31.10.25
La cigarra y la hormiga.
24.10.25
Edificios ‘tiovivo’
Edificios ‘tiovivo’.
La construcción de edificios que pueden moverse sobre sí mismos, girando mediante sistemas mecánicos complejos, quiere representar una visión innovadora que podría combinar tecnología y creatividad. Estos proyectos, de complicada ejecución material, como los rascacielos giratorios en Dubai que están en fase experimental (*), o los de viviendas que siguen la trayectoria del sol, ‘girasoles’, desafían las nociones convencionales de estabilidad y estética, y en ese sentido no pueden considerarse parte de la arquitectura canónica, proponiendo en cambio, desde la ingeniería, unas edificaciones dinámicas que, en el ámbito de la innovación, tendrían el potencial de convertirse en referentes ingenieriles si logran integrar aspectos culturales y estéticos de manera perdurable. Además, también existen inconvenientes asociados a estos edificios en términos de sostenibilidad real. El consumo energético adicional en la fabricación de sistemas mecánicos y motores, el mantenimiento técnico, y la gestión de las instalaciones en movimiento, la propia fabricación de componentes especiales y la infraestructura necesaria para soportar estos movimientos puede requerir recursos adicionales y generar impactos ambientales serios. A los que hay que añadir el propio impacto que, como artefactos artificiales, conllevan.
(*) https://www.youtube.com/watch?v=iY0Uuyf8Xhw&t=82s
Desde 2008, el arquitecto David Fisher, de Dynamic Architecture, viene trabajando en el proyecto de crear torres o rascacielos que giren sobre sí mismos.
Esa propuesta, que se está vendiendo porque desafiaría (sic) las leyes de la física, se llevaría a cabo, teóricamente, cuando las torres completen un giro de 360 grados en menos de dos horas. Eso parece que facilitaría su estabilidad y evitaría que los inquilinos percibieran la rotación. Sin embargo, el proyecto no se espera a corto plazo. Las enormes dificultades técnicas hacen que sea una propuesta para áreas con gran poder adquisitivo.
Y como dictum profesional, no todo lo que proyectan los arquitectos es arquitectura. (Excepción de la Villa Girasole (circa 1930) del arquitecto Angelo Invernizzi cerca de Verona).
8.10.25
Huevos de Pascua.
La opípara cena aristocrática tendrá lugar en un castillo húngaro en 1940 y todo convergerá, en la novela, en un duelo sin armas entre anteriores amigos, un ajuste de cuentas cuyo punto en común es el recuerdo imborrable de una mujer y una cacería. Ambos han vivido a la espera de este momento, tras cuarenta y un años y cuarenta y tres días, pues entre ellos se interpone un secreto de una potencia tan extraordinaria como para haberles cambiado la existencia. Es su último encuentro.
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[Bundesarchiv Bild 101I-680-8285A-06]
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6.10.25
Día del Libro
(by google)16.9.25
Culturas de resistencia.
Hace ya 70 años de la muerte de Charlie Parker y un aventajado discípulo está en escena. Estamos en Londres y el parkeriano saxofonista está exiliado y es judío. Es un disidente, político y musical. También es escritor, se trata de Gilad Atzmon. Crítico con el Estado de Israel, su postura antisionista es atacada a menudo asimilándola a posturas antisemitas. Dada su formación de izquierda, suele explicar, y aplicar, la historia del jazz como una dialéctica de luchas. “El jazz de finales de los años cincuenta sacó a la luz los profundos defectos del sueño americano. Para la burguesía blanca, el jazz era un problema que necesitaba solución: integrarlo en el sistema. Y así el jazz dejó de ser subversivo habiendo pasado a ser un mero género marginal asociado con la música ambiental de fácil audiencia. El mensaje espiritual y político del jazz casi está derrotado. Fue la música de la revolución, pero ahora es el suave sonido del capital”.
La coherencia artística y personal de su obra, le hace asumir que el éxito anule la búsqueda de la legitimidad y la motivación social o política y que de un disco meritorio sólo quede un movimiento temático, unas frases, unos colores producidos por el timbre de los instrumentos.
Su música, que con base en el ‘bebop’ incorpora música mediterránea, no es considerada por él, en absoluto judía.
“Si eres hebreo eres extranjero de todas formas y a la actividad artística judía le falta autenticidad, según Wagner. El jazz trata sobre la libertad, no sobre la autenticidad”.
Se niega a considerar el jazz como una aventura técnica. El jazz no sería una forma de conocimiento, sino un estado de ánimo, una visión del mundo, una forma innovadora de resistencia.
“Tocar jazz es sugerir una realidad alternativa, reinventarse, estar listo para hacerlo hasta el amargo final. Es un asalto contra la racionalidad y una rendición completa a la belleza. Requiere la revisión e interiorización de unos amplios principios armónicos y rítmicos antes de que uno pueda producir su primera frase jazzística, por simple que ésta sea. A lo largo de los años he tenido ocasión de rodearme de gente mucho más dotada que yo, de músicos mucho más avanzados que yo... Para mí, ser músico implica poder expresarse uno mismo a través de la música, ser uno mismo. Es mucho más fácil ser otra persona [un clon] que uno mismo”.
¿Cómo escuchar entonces su música sin prejuicios?
- Es blanco… ¡Oh!
- Es judío… ¡Ah!
- Es propalestino… ¿No? Y sin embargo...
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Escuchar entonces el proceso sonoro que deviene música: los entrelazamientos de una sección rítmica, el uso de la disonancia y la síncopa o los estallidos emocionales, que constituyen, según Paolo Fabbri, un pálpito continuo de transformaciones.
El jazz inventa sus reglas. Y es aquel en el que domina la improvisación, deja a un lado toda armonía y toda melodía, no teme a la cacofonía, experimenta con timbres nuevos y crea estructuras propias, sus propias formas de previsibilidad.
Como cualquier improvisación colectiva, sigue Fabbri, también la del jazz se vale de estratagemas: los desarrollos melódicos, el cromatismo consonante pero ajeno a la escala y las improvisaciones modales o las atonales.
Como el lenguaje sonoro de la música carece de nivel semántico, y es precisamente aquí, dice Fabbri, donde radica su contenido y su sentido, se habla de ella sólo mediante metáfora poética o alegoría social. Siendo sobre todo la de jazz, la que merece más adjetivos calificativos y epítetos despectivos, más simplificaciones sociológicas y antropológicas.
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20.8.25
Mi nombre es fracaso.
Tres años antes de que yo naciera, tres años casi exactamente, en sus anotaciones convertidas en diarios, Julio R. Ribeyro había confesado su fracaso, rodeado de oscuridad, de cenizas, incapaz de todo y con una pereza moral irresistible.
Final de partida y tiempo de silencio
Cuando llega este día cada año siempre piensas como fatigan los blogs. Algunos reflejando esas tragicómicas relaciones a lo Beckett: varón-hembra, padre-hijo, amo-esclavo, hombre-perro... Y otros incólumes. Serios, honrados. Como el de Bartleby. ¡Va por Ud.!
“No es fácil escribir en un blog lo que nos interesa en cada momento, ya que escribirlo no es lo que nos interesa”. (Thoreau)
Hay otra feria del libro. La que prefiero disfrutar. La del librero que, aliviado de la venta de novedades por las casetas oficiales, puede, si penetras en su vieja librería, enseñarte y aconsejarte sobre descatalogados y restos de series.
Buscando algo sobre Duchamp, me enjareta el vendedor hacia una estantería polvorienta donde encuentro un caduco número de la revista ER, editada por los catalanomaternos Tous y Fanés. Y héteme aquí que contiene, aparte de un 'Duchamp' por Trías, un irónico artículo de Azúa sobre la ironía y otro del propio Fanés sobre Benet, amén de ensayos sobre la memoria en boga, disculpa temática del monográfico.
Editar Bartleby en el Nickjournal la portada del otro miércoles (jo, iba a decir del otro jueves) y relacionar Benet con Azúa fue subconsciente. (U otro pequeño homenaje a otro nick).
Bartleby, aquí le digo, en estos tiempos de tergiversaciones y querellas, algunos querrían hacer bueno el (leído en ER) cinismo de: "que suerte que hubo guerra civil, porque así tenemos libros tan buenos como los que escribió Benet sobre ella".
Por fortuna, una media verónica del antitaurino Vicent el sábado en Babelia, dejó el toro en suerte: Benet, "es un escritor con discípulos y comentaristas, sin lectores". Y es que era mejor escritor Martín Santos. Aunque siempre haya un benetiano de guardia (sobre los luceros).
¿Como Ud.?
P.D. Como también me endilgó el librero las actas de unas pasadas jornadas sobre (¡no!) Wittgestein, me voy a la cabaña a estudiarlas y no sé si va a ser capaz Ud. en julio de sacarme de mis casillas, ahora que mi infelicidad se funda sobre la total carencia de acontecimientos.
Como dice el verso de A. Colinas: "Nunca me iré de aquí, aunque me vaya."



