4.10.19

Luminoso declive.



La tarde va cediendo claridades.
Sus cálidos temblores no acompañan
el rumor de su muerte y no restañan
heridas donde escondes vanidades.

El instante que inicia su partida
la postrera batalla se demora
y el cierzo temperado no aminora
la soledad crepuscular vencida.

Añorante, la templanza perdida
elimina la leve confianza…
y no es posible suplicar mudanza
cuando, pronta, la hora siempre es ida.

La vida no contiene ya esperanza.
O la esperanza no contiene vida.


[15/08/2006]