IV
Las
lentas agonías de pájaros sin alas,
de
peces amarillos tendidos en las rocas,
no
pueden compararse
a la
triste noticia de no tenerte cerca.
Intento, sin embargo,
con
tu recuerdo, al menos,
superar
la distancia infinita
que
existe entre nosotros.
Recuperarte,
en suma,
a
través de tus besos,
del
beso triste azul,
cuando
me despedías.
Malvivo como puedo,
herido
de nostalgias,
buscándote
en silencio por caminos de barro,
entre
las amapolas
o en
la copa de un árbol poblado de tristeza.
Y me
parecen largas,
inmensamente
lejos,
las
horas del regreso.