26.6.15

Razón de las lágrimas (11).


Desde las altas peñas
                                           que una tarde llenaste de presagios,
fisuradas cuarcitas donde grabé tu nombre
-ahora mi atalaya de nostalgias y olvidos-
en novilunio,
solitario, cual largas sombras del invierno ido,
mi corazón te envía un llanto de socorro
-estos versos que esperan tu efímera lectura-
un pensamiento
que atraviese el espacio y que recorra el tiempo,
que a lo lejos divise
ese lugar donde habita tu cuerpo
-en esta triste hora por otro estremecido-.

A mi lado
te esperan las mimosas
que florecen tempranas
para que resplandezcas prendidas en tu pelo.

Sin que me des tus labios
que me salven tus manos
                                                   aunque frías me rocen,
y no me precipite
                                   como siempre
                                                                al vacío.

LA SALVACIÓN POR EL AMOR.


24.6.15

Razón de las lágrimas (10).


Para decirme adiós, has elegido
no el paisaje neutral de los rastrojos,
sino la sugerencia del barrueco,
el olor de sus flores, sus granitos,
la orilla de sus aguas, su silencio...

Van pasando las horas... ¿nos sentimos unidos?

Me dices que he bebido
el beso que pusiste con amor en mi vaso.
Me regalas canciones que sugieren cariño
cantadas con el alma que destila tu música.
Te seducen mis versos. Te embriagan mis palabras
como licor de albaricoque amargo.
Te he recolectado espárragos silvestres.
Con la flor del almendro coroné tus cabellos
y has leído mis manos que dicen que te quiero...

Recostado en tu seno con ternura,
si cayese la bóveda celeste
detenido sería ese momento
en que beso tu cuello de gacela...

Van pasando las horas... ¿nos sentimos unidos?

Se hace un hueco la tarde entre nosotros
cuando piensas en otros un instante,
alejando mis besos no robados
mi amor teje su urdimbre de celos y de ansias...

Tus nostalgias alientan mis tristezas,
y tan sólo retengo el frío de tus manos...
Eres virgen del miedo
                                          que ahora desconoces
el precio de mi alma...
Te vas
y prisionero me encuentro de tus ojos.

Van pasando los días sin sentirte cercana.

Para pedir que vuelvas... he mirado en el cielo
un eclipse de luna (igual al que yo siento),
también, como querías, esa luna de Pascua,
espejo de recuerdos, de estimas, de deseos,
que uniría las almas con telúrica fuerza
si pensamos al tiempo uno en otro, amor mío.

CRÓNICA DE UN AMOR HECHO PEDAZOS.


22.6.15

Razón de las lágrimas (9).


 (In memoriam M. Duras).

No se encuentran jazmines amarillos
ni tampoco mimosas florecidas,
visten de nazareno nuestro campo
los lirios y las lilas.

Te pienso más hermosa
que un ajustado quite por verónicas.
Y en las rocas, subido en mi montaña,
el viento grita... tu nombre.
Cuando no estés conmigo
un sanatorio en ruinas parecerá mi cuerpo.
Te irás por los senderos oscuros de tu calle
y mis versos serán
escritos enviados en botella de náufrago.

Di,
¿de verdad será nuestro
el paisaje vivido,
las piedras romas y las jaras blancas,
los trinos de los pájaros,
los murmullos del agua?

Añoro aquella tarde
y el viento grita tu nombre...
tu nombre, amor, tu nombre de princesa.

Cuando cantas tu canción de amor y cobardía,
                                                                                       ¿estás diciendo acaso que me quieres?
Cuando ríes traviesa si te miro a los ojos.
Cuando aprietas mi mano o besas mi mejilla,
                                                                                      ¿tal vez estás diciendo que me quieres?
Cuando, tan pocas veces, me has dicho que me quieres...
                                                                                      ¿seguro estás diciendo que me quieres?

Entonces, vida mía,
no huyas de mi lado,
                                         no dejes de quererme
cuando todas las lilas florezcan, amor mío,
cuando todas las lilas florezcan para siempre.

EL VIENTO GRITA TU NOMBRE.