Pavese: El vicio absurdo.
Constance Dowling
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[En un mes, del 11 de marzo al 11 de abril de 1950, Pavese escribió sus últimos 10 poemas antes de su suicidio en agosto de ese año, estaban dedicados a Constance Dowling.
Parece que la ruptura de su relación sentimental (un romance infeliz) con la actriz o, mejor, el rechazo de ella, fue una de las causas de su muerte (en realidad fruto de un auto-aniquilamiento existencial). Aunque él nos había dejado escrito: "Uno no se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, nos revela nuestra desnudez, nuestra miseria, nuestro desamparo, la nada."
Hemos ido traduciendo el día correspondiente a su escritura, cada uno de esos poemas póstumos en estas fechas. Hemos tratado de captar su música interna, tal y como nos había sugerido su lectura en el vuelo de vuelta de Florencia, donde días atrás, habíamos encontrado en un rincón, en los escasos estantes dedicados a la poesía, en la Librerie Feltrinelli, de via de’ Cerretani, el breve, pero excepcional, libro de poemas publicado por Einaudi, editorial turinesa donde Pavese, cofundador, trabajó y en cuya mesa de despacho se encontraron estos versos mecanografiados.
La traducción intenta reproducir el sentimiento amoroso del poeta con complicidad. Es, así, bastante libre, respetando fundamentalmente la métrica y el ritmo de los numerosos versos de arte menor (heptasílabos en muchos casos), para que la cadencia se module de manera similar a como discurre en el idioma original].
"Aquello por lo que una traducción no sólo puede, sino que debe diferenciarse del original. es la manera de querer decir". [P.S.]
(0).
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-
esta muerte que nos acompaña
desde el alba al atardecer, insomne,
sorda, como un remordimiento viejo
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un acallado grito, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti
te inclinas en el espejo.
Oh querida esperanza,
ese día también nosotros
sabremos que eres vida y eres nada.
Para todos la muerte tiene una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como renunciar a un vicio,
como ver de nuevo en el espejo
emerger un rostro muerto,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos mudos por el vórtice.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Cesare Pavese
22 marzo 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(1).
De C. para C.
Tú,
sonrisa moteada
en nieves heladas –
viento de marzo,
ballet de ramas
surgido de la nieve,
gimiendo y brillando
tus pequeños «oh» –
cierva de blancos miembros
graciosa,
si yo pudiera conocer
a pesar de todo
la gracia deslizante
de todos tus días,
el encaje de espuma
de todas tus formas –
el mañana está helado
abajo en la llanura –
tú, sonrisa moteada,
tú, risa brillante.
Cesare Pavese
11 de marzo de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(2).
El tragaluz del alba
respira con tu boca
al final de las calles vacías.
Luces grises tus ojos,
dulces gotas del alba
sobre oscuras colinas.
Tu paso y tu aliento
como el viento del alba
inundan las casas.
La ciudad se estremece,
exhalando las piedras –
eres la vida, el desvelo.
Estrella perdida
en la luz del alba,
aullido de la brisa,
tibieza, respiro –
ha acabado la noche.
Eres la luz y la mañana.
Por la mañana siempre vuelves. Cesare Pavese
20 de marzo de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(3).
Tienes una sangre, un aliento.
Estás hecha de carne,
de cabellos, de miradas
hasta tú. Tierra y plantas,
cielo de marzo, luz,
vibran y a ti se te asemejan–
tu risa y tu paso
como aguas que se turban –
la arruga entre tus ojos
como recolectadas nubes –
tu cuerpo tierno
un terruño en el sol.
Tienes una sangre, un aliento.
Vives en esta tierra.
Conoces sus sabores
las estaciones, los desvelos,
has jugado en el sol,
y hablado con nosotros.
Agua clara, retoño
de primavera, tierra,
silencio germinante,
tú has jugado de niña
bajo un cielo diverso,
tienes en los ojos su silencio,
una nube, que mana
cual remanso del fondo.
Ahora ríes y sobrecoges
sobre este silencio.
Dulce fruto que vives
bajo el cielo aclararado,
que respiras y vives
esta estación tan nuestra,
en tu silencio aislado
está tu fuerza. Como
hierba vives en el aire
te estremeces y ríes,
pero tú, tú eres tierra.
Eres raíz feroz.
Eres la tierra que espera.
Cesare Pavese
23 marzo 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(4).
Eres la vida y la muerte.
has venido de marzo
a la tierra desnuda –
tu escalofrío dura.
Sangre de primavera
–anémona o nube–
tu paso ligero
ha violado la tierra.
Se repite el dolor.
Tu paso ligero
ha reabierto el dolor.
Fría estaba la tierra
bajo un cielo indigente,
estaba inmóvil y cercada
en perezoso sueño,
como quien ya no sufre.
Hasta el hielo era dulce
dentro del corazón profundo.
Entre la vida y la muerte
la esperanza callaba.
Ahora tiene una voz y una sangre
cada cosa que vive.
Ahora la tierra y el cielo
son fuerte escalofrío,
la esperanza los pliega,
los turba la mañana,
los sumerge tu paso,
tu hálito de aurora.
Sangre de primavera,
toda la tierra tiembla
con un temblor antiguo.
Has reabierto el dolor.
Eres la vida y la muerte.
Sobre tierra desnuda
has pasado ligera
como golondrina o nube,
y el torrente del corazón
se ha despertado e irrumpe
y se observa en el cielo
y refleja las cosas –
y las cosas, en el cielo y en el corazón
sufren y se retuercen
a la espera de ti.
Es el amanecer, la aurora,
sangre de primavera,
tú has violado la tierra.
La esperanza se pliega,
y te aguarda te llama.
Eres la vida y la muerte.
Y tu paso es ligero.
Tú, viento de marzo. Cesare Pavese
23 de marzo de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(5).
Habrá un cielo claro.
Se abrirán las calles
sobre el cerro de pinos y de piedra.
El tumulto de las calles
no mudará aquel aire sereno.
Las flores salpicadas
de color en las fuentes
mirarán a hurtadillas como damas
divertidas. Las escaleras
las terrazas, las golondrinas
cantarán soleadas.
Se abrirá aquella calle,
las piedras cantarán,
el corazón palpitará turbado
como el agua en las fuentes–
esa será la voz
que subirá tu escala.
Las ventanas sabrán
el olor de la piedra y del aire
matutino. Se abrirá una puerta.
El tumulto de las calles
será el tumulto del corazón
en la perdida luz
Serás tú –serena y clara.
Pasaré por Piazza di Spagna. Cesare Pavese
28 de marzo de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(6).
Las mañanas pasan claras
y desiertas. Así tus ojos
se abrían en otro tiempo. El amanecer
transcurría lento, era un vórtice
de luz inmóvil. Callaba.
Tú viva callabas; las cosas
vivían bajo tus ojos
(sin pena sin fiebre sin sombra)
como un mar en la mañana, claro.
Donde estás tú, luz, está el amanecer.
Tú eras la vida y las cosas.
En ti respirábamos despiertos
bajo el cielo que aún está en nosotros.
Sin pena sin fiebre en este caso,
sin esta sombra saturada del día
abrumado y diferente. Oh luz,
lejana claridad, respiración
ansiosa, diriges tus ojos
inmóviles y claros hacia nosotros.
Es oscuro el amanecer que pasa
sin la luz de tus ojos.
Cesare Pavese
30 de marzo de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(7).
También se te asemeja la noche,
la noche remota que solloza
muda, dentro del corazón profundo,
y las estrellas pasan fatigadas.
Una mejilla toca una mejilla –
es un frío temblor, alguien
se debate y te implora, solo,
extraviado en ti, en tu fiebre.
La noche sufre y anhela el alba,
pobre corazón sobrecogido.
O rostro taciturno, tenebrosa congoja,
fiebre que entristece las estrellas,
hay alguien como tú que espera el alba
escrutando en silencio tu semblante.
Tendida estás debajo de la noche
como un cerrado horizonte mortecino.
Pobre corazón sobrecogido,
un día lejano eras el alba.
La noche en que tú dormías. Cesare Pavese
4 de abril de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
(8).
Otra vez caerá la lluvia
en tus dulces enlosados,
una lluvia ligera
como un hálito o un pasar.
Otra vez la brisa y la alborada
florecerán ligeras
como bajo tu paso,
cuando vuelvas a casa.
Entre las flores y los antepechos
los gatos lo sabrán.
Tendremos otros días,
tendremos otras voces.
Sonreirás a solas.
Los gatos lo sabrán.
Oirás palabras caducas,
palabras cansadas y vanas
como trajes desechados
de las fiestas del ayer.
Hasta tú harás gestos.
Responderás palabras –
rostro de primavera,
hasta tú harás gestos.
Los gatos lo sabrán,
rostro de primavera;
y la lluvia ligera,
el alba color jacinto,
que el corazón laceran
de quien ya no te espera,
son la triste sonrisa
que sonríes a solas.
Tendremos otros días,
otras voces y despertares.
Sufriremos en el alba,
rostro de primavera.
Los gatos lo sabrán. Cesare Pavese
10 de abril de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
y (9).
Fue sólo un flirteo
seguramente lo sabías –
alguien fue herido
hace mucho tiempo.
Todo es lo mismo
el tiempo ha pasado –
algún día viniste
algún día morirás.
Alguien murió
hace mucho tiempo –
alguien que lo intentó
pero no supo.
Último blues, para ser leído algún día. Cesare Pavese
11 de abril de 1950.
© Traducción de Sr. Verle
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