Alternando en época canicular, la preparación y poda de los rosales a horas vespertinas con la lectura reparadora nocturna, coincidió oportunamente la cura de pinchazos y rasguños con un párrafo citado por Agamben en ‘La potencia del pensamiento’ [Anagrama 2008] relativo a W. Benjamin (carta a Scholem, 27/07/1929): “En San Geminiano me he herido las manos con las espinas de un rosal del jardín de George, que en muchos puntos tenía una floración extraordinariamente bella”.
A buscar rosas en su jardín vamos a dedicar estas líneas.
George, era Stefan George, al que Benjamin reseñará no elogiosamente en ocasiones, a pesar de su antigua amistad y que poseía numerosos libros suyos en su biblioteca de Berlín, y no el “querido Stefan” al que Benjamin dedica, como hijo suyo, su autobiográfica ‘Crónica de Berlín’, [Paidós 1995], (reelaborada posteriormente como ‘Infancia en Berlín’), escrita en 1932 en Ibiza donde Benjamin residió temporalmente y donde, con una enorme capacidad creativa, escribió cuentos, siete de los recogidos en 'Historias y relatos’ [Península 1997], otros ensayos y, ya en 1933, un enigmático texto breve (además de su experiencia con Jean Selz y el opio recogida en la curiosa ‘Notas sobre el crock’) que, analizado también por Agamben en su libro, posee algunas claves del mundo femenino de Benjamin que resultan de especial interés. Se trata de ‘Agesilaus Santander’. Texto autobiográfico con referencias cabalísticas, donde trata de su lucha con el ángel y de sus nombres secretos, escrito como regalo a una mujer que conoció en la isla y por la que se sintió profundamente atraído.
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Independientemente de Dora Sophie Kellner-Benjamin (luego Dora Pollock),
con matrimonio y divorcio incluidos, madre de su hijo Stefan y a la que encomendó su educación y de Lisa Ekstein-Frittko,
con la que coincidió hasta Portbou [donde Benjamin no sólo alcanzó la frontera sino que se enfrentó a un límite], conduciéndole por el monte para intentar pasar la raya fronteriza española justo antes de su suicidio, sobre la que G. Steiner especula como último enamoramiento de Benjamin,o Henny Gurland,
Pero son sus estancias en Ibiza las que sí nos proporcionan datos muy sugerentes en relación con sus mujeres, como puede deducirse de su correspondencia.
Allí, intentó que algunas buenas amigas lo visitaran, entre las que no consiguió está Gretel Karplus, tampoco Inge Buchholz, sobre quien apenas sabemos nada, que conoció en 1930 y con la que pasó luego buenos ratos en Berlín, incluyendo la lectura en primicia de su cuento ibicenco ‘La cerca de cactus’.
En Ibiza coincidió en fiestas de la colonia extranjera con Gisèle Freund,
También tuvo mucha relación tanto en 1932 como en 1933, con Guyet Selz,
Pero son dos mujeres las que marcan de manera influyente, respectivamente, sus estancias en la isla.
Al final de la primera, Olga Parem, conocida por Benjamin en casa de F. Hessel en Berlín en 1928, la única de las amigas íntimas que aceptó visitarlo expresamente en Ibiza, con la que salía a ver las puestas de sol desde el mar en la barca de su amigo Frasquito, pero que rechazó vehementemente su proposición de matrimonio, lo que precipitó su depresión, su salida de la isla y su anuncio de suicidio.
Al final de su segunda estancia, con Benjamin empobrecido y enfermo, apareció en la isla Anna María Blaupot ten Cate,
pintora holandesa que se estableció allí y de la que se enamoró perdidamente y que le inspiró su ‘Agesilaus Santander’,
pero cada vez más retraído con sus conocidos y desesperado por su
situación respecto a Alemania, Benjamin abandona Ibiza para nunca más
volver.
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Es sin embargo la lectura del testamento de Walter Benjamin, comunicado, como albacea, a su primo Egon Wissing en julio de 1932 con el anuncio de su suicidio, no perpetrado entonces, despechado por su amante y deprimido por su situación tras su primera estancia en Ibiza, la que nos da las pistas más atinadas en nuestra pesquisa.En efecto, el testamento contiene un apartado muy relacionado con ese mundo femenino de Benjamin, aparte de lo relativo a la donación de su biblioteca, sus documentos y obras de arte. Se trata de la descripción de regalos especiales que lega a diferentes mujeres por las que ha sentido y siente atracción.
Éstas son cinco, dos amores declarados, dos no declarados formalmente y una incógnita:
Jula Radt-Cohn, amante que conoció en Niza, es a una de las que anuncia por carta su no consumado suicidio: “Tú sabes lo mucho que he llegado a amarte. En el momento en que estoy a punto de morir, no cuenta mi vida con dones más preciosos que los otorgados por aquellos instantes en que por ti sufrí. Con este adiós habrá de bastarte. Tuyo, Walter”. Le había dedicado ya alguno de sus textos y mantienen correspondencia posteriormente al matrimonio de ella con Fritz Radt, cuya hermana Grete fue a su vez la esposa del hermano de Jula, Alfred Cohn, buen amigo de Benjamin (al que lega una alfombra).
Gert Wissing, era la esposa del primo de Benjamin, Egon Wissing, a quien Benjamin dirigió su última carta conocida. Amaba su compañía, y está muy presente, oníricamente, en las experiencias terapéuticas de Benjamin con el hachís y le dona expresamente el secreter de su estudio.
A su muerte, Egon (después de
una desintoxicacion por opio) se casó con la hermana de Gretel Karplus, Lotte.
Escrito por el Sr. Verle
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