[by Google]
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(III Semana de Pascua).
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Ave-maría-purísima.
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Sin-pecado-concebida.
-
Padre, he cometido un pecado de lectura.
- ¿...?
-
He incumplido todas las normas que me tenía fijadas a mí mismo. Por influencia
de dos catalunyenses a los que guardo profunda devoción (Albert Boadella y
Josep Pla), y como han pregonado ellos, hace años que no leo un libro entero,
sólo leo fragmentos de obras de cualquier género que no sea ficción pues, como
todo adulto serio, por su recomendación para no ser un cretino, dejé de leer
novelas después de los 40 años. A pesar de ello, habiéndome regalado por mi cumpleaños el libro ‘Jazz blanco’ de James Ellroy, me he dejado tentar y, subyugado,
me he leído de un tirón sus 480 páginas en una tarde.
-
Bueno, puesto que has demostrado dolor de corazón, como penitencia sólo vas a
escribir un resumen del mismo. Aunque Ellroy sea un hijo de p… es nuestro hijo
de p…
**
A raíz de la proyección en canal televisivo de 2 películas basadas en su obra, traemos este texto por prescripción diocesana.
‘Jazz blanco’, es la novela de James Ellroy que
cierra su Cuarteto de L. A. dedicado a la corrupción policial. Aunque continúa
con temas y personajes ya tratados en los otros títulos de la serie
(especialmente ’L. A. Confidential’),
el último volumen presenta algunas singularidades respecto a los otros tomos.
Es una
novela de correcta estructura con un único y subjetivo narrador homodiegético,
un teniente de policía corrupto, y que requiere mucha concentración en su caso por
parte del lector, ya que el autor desarrolla la trama a partir de los recuerdos
personales del protagonista con una redacción de gran economía verbal. Es
prácticamente telegráfica, utiliza las palabras como música sincopada (de ahí,
en parte, su título). Es como leer una agenda personal escrita con frases
inconexas a medida que la crisis y el derrumbe de su protagonista se
precipitan. No faltan, como en otros de sus textos, recortes periodísticos de
diarios y tabloides [como ‘Hush-Hush’ (Secretísimo)] que completan
y subrayan el conflicto narrado cargado de acontecimientos y nombres.
Nos
lo indicaba en su día Marina Sanmartín en el ABC Cultural: “es fácil caer en una especie de estado hipnótico con la escritura telegráfica de
Ellroy, que no es densa en su forma, pero sí rotunda… “
El
libro está publicado por Penguin Random House en rústica, con fallos en
la paginación y aprovechando una traducción anterior que deja bastante que
desear en algunas expresiones.
Como
indica su título, en el libro hay personajes caucásicos relacionados con el
jazz. También el propio protagonista recurre a esa música como un mantra en
muchas de sus digresiones. Y hay capítulos que pudieran recordar en su
estructura rítmica dicho estilo a base de síncopas, [como lo termina de reseñar un blog de jazz, (unos
párrafos: sincopados y crueles)].
Es curioso que Ellroy haya comentado en entrevistas que le interesaba sólo la música clásica (por ello quizás el uso del término cuarteto en su tetralogía) y que odiaba el rock e incluso el jazz. Sin embargo no conoce mal este último y lo usa en la novela tratada de diversas formas como hemos dicho. En realidad se refiere más al estilo de músicos de la costa oeste americana, preferentemente blancos, de la época en que data su historia, finales de los cincuenta del siglo anterior. En la historia aparecen dos, uno real y otro de ficción (el que tiene más relación con personajes de la trama y se hace más presente). Se trata de Art Pepper y del inventado Champ Dineen (del que se cuenta, resumiendo, su vida).
Es curioso que Ellroy haya comentado en entrevistas que le interesaba sólo la música clásica (por ello quizás el uso del término cuarteto en su tetralogía) y que odiaba el rock e incluso el jazz. Sin embargo no conoce mal este último y lo usa en la novela tratada de diversas formas como hemos dicho. En realidad se refiere más al estilo de músicos de la costa oeste americana, preferentemente blancos, de la época en que data su historia, finales de los cincuenta del siglo anterior. En la historia aparecen dos, uno real y otro de ficción (el que tiene más relación con personajes de la trama y se hace más presente). Se trata de Art Pepper y del inventado Champ Dineen (del que se cuenta, resumiendo, su vida).
El primero con su tema "Straight Life"
(Vida en orden) [que dio título igualmente a su autobiografía], del álbum ‘Art
Pepper Meets the Rhythm Section’ de 1957 [Art Pepper, alto
saxophone, con Red Garland, piano, Paul Chambers, bass y Philly Joe Jones,
drums].
El segundo con un tema principal ficticio, “Soo
Slow Moods” (Muuy calmoso, o Despaacito) y
otras versiones de temas estándares reales.
En numerosas páginas hay referencias de ellos, que
intervienen en la historia de la manera que el autor ha considerado pertinente. He aquí
las principales, que dan una idea de todo lo dicho hasta ahora:
“… Discos
rotos/cubiertas de discos. El legendario Champ Dineen: Soo Slow Moods; Una vida
convencional: The Art Pepper Quartet; El
Champ interpreta al Duke. (pág. 50).
… «Club Alabam: Art Pepper Quartet, todas
las noches». Art Pepper, Una vida convencional ("Straight Life"): uno
de los discos rotos de Tommy K.
Música extraña, pulsante, discordante.
La distancia distorsionaba el sonido; el ritmo se acompasó con las voces de la
gente que charlaba en la acera… Un crescendo, aplausos…
…Oscuro: ni portero ni taquilla a la
entrada. En el escenario, cuatro tipos blancos, iluminación de fondo. Saxo,
bajo, piano, batería; cuatro compases: ni música, ni ruido…
… Cogí una silla, observé, escuché.
Solo de saxo: bocinazos/sobreagudos/quejidos.
Me serví un trago. Lo tomé de un golpe.
Calor. Pensé en Meg: tener padres alcohólicos
nos había vacunado contra el licor. La llama de una cerilla: Tommy Kafesjian en
primera fila. Tres tragos seguidos, mi respiración se acompasó con la música.
Crescendos; sin interrupción, una balada.
Pura belleza: saxo, piano, bajo. Cuchicheos:
«Champ Dineen», «Eso es del Champ». Un disco roto de Tommy: Sooo Slow Mods (Muuy calmoso)…
… Resumen del paseíto por los tugurios,
puro instinto de policía:
…Loco del jazz/voyeur: el ruido
alimentaba la vigilia.
Ruido/música: adelante, sigue por ahí…
(pág. 112-113).
… Hice de mirón yo mismo: la casa de
los Kafesjian, jazz en la radio del coche para matar el aburrimiento. Dos
noches, broncas familiares; una noche, Lucille sola, desnudándose ante la
ventana: la radio se acompasaba a sus movimientos…
…Trabajo en casa, dos noches: Art Pepper,
Champ Dineen… Escuchando lo que rompió el intruso. Mi fonógrafo, el volumen
alto: la Intuición, firme. Una sesión me empujó de nuevo al local; de allí,
seguí a Tommy K. hasta el Bido Lito's. (pág. 128).
… La cómoda: ropa interior, álbumes de
jazz: Champ Dineen, Art Pepper. Los mismos títulos. La colección de discos rotos
de Tommy K., duplicada. (pág
185).
… Huellas parciales en las tapas de
los álbumes; los discos en sí, con los microsurcos, no recogían las impresiones
dactilares. Champ Dineen en mi tocadiscos: Soo Slow Down (sic), El Champ interpreta al Duke.
Música de fondo. Hojeé la Transom.
Piano/saxo/bajo: suave. Fotos de
chicas insinuantes…
Saxo susurrante, contrabajo como el latir
del corazón.
… Trinos del piano, magníficos.
Un número atrasado, Dineen
filtrándose…
… Solo de saxo alto:
“Mood Indigo” en versión Dineen:
instrumentos de viento graves.
… Champ Dineen, rugiendo. (pág.
198-199)
Colgué el teléfono y subí el
volumen. Ellington/Dineen: “Cottontail”. Recuerdos: año 42, Cuerpo de Marines.
Meg, la canción: bailando en la terraza de El Cortez. (pág. 200).
… Champ Dineen nos arrulló el sueño.
(pág. 206).
… Un combo preparándose; hice una
seña al saxo para que se acercara. Llegamos a un acuerdo: veinte dólares por un
popurrí de Champ Dineen.
Las luces, amortiguadas. Vibráfono/batería/saxo/trompeta.
¡Ya…!
Temas: sonoros/rápidos, suaves/lentos.
En voz baja, el barman me habló del mítico Champ Dineen.
La historia:
Salió de ninguna parte. Parecía blanco,
pero el rumor convirtió su sangre en mestiza. Tocaba el piano y el saxo bajo,
componía jazz y grabó algunos discos. Un tío guapo, muy colgado: follaba en las
cabinas para mirones y nunca se dejaba tomar fotos. Champ enamorado: de tres
hermanas, niñas ricas, y su madre. Cuatro mujeres, nacieron cuatro hijos. El
papá rico y cornudo se cargó a Champ a tiros. (pág. 211).
…
— ¿Champ Dineen, tal vez?
— ¿Me toma por estúpida? Champ
Dineen era ese compositor que murió hace años. (pág. 249).
… Música para acompañar la
vigilancia: la primera noche, por la radio del coche, un poco de bop; la segunda,
Champ Dineen puro.
Suave: Richie y Lucille, tal vez amantes.
Suave: Glenda, volviéndose hacia mí tras un resbalón, tanto valor…
Champ Dineen: la radio del coche, con
el volumen muy bajo. El eco de la música en la ventana de Lucille: la misma emisora.
Lucille en la ventana, sin maquillaje,
nuevo peinado. Las fotos del dormitorio de Richie, a tamaño natural.
Un camisón puesto, casi recatado… (pág. 331).
… Girando, cayendo; TODO a ritmo de
bop. Riffs de Champ Dineen; Lucille y Richie, arrojados del paraíso. (pág. 466)”.
El interés
de la obra no obsta para que, a pesar de la fama del autor, seguidor confeso de
Ross Macdonald, por la
escabrosidad de los asuntos que trata y su éxito de ventas, no se trate de una
obra maestra del género negro. Es literatura Random House, no Literatura. La falta del cinismo inteligente de un
Raymond Chandler con una construcción, además, de personajes y tramas sutiles y
convincentes, y sobre todo la carencia de un ajuste de cuentas con toda una
sociedad, base última de los conflictos que en ella se desarrollan, sustentada
en parámetros de desigualdad e injusticia cuya indagación y testimonio se
perciben como finalidad, crítica y moral, en Dashiel Hammett, no devuelven, con
Ellroy, la novela negra a la cima literaria alcanzada con los maestros citados.
No obstante
proporciona un entretenimiento asegurado para los amantes del género.
Existía una
versión en pdf descargable a tal fin.
© Sr. Verle
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