Abril y viernes…
y una flor de jaral tan turbadora
que hace preguntarnos el
sexo de la luna
y rodar en el lecho
abrazados en besos.
Tus senos están llenos de
miradas furtivas
y tu cuerpo suspira por
placeres culpables,
pero tan sólo somos dos
seres que navegan
por las acres pasiones de
la vida
después de la felicidad de media
tarde
y el deseo temblando en
nuestras manos.