XII
A
veces,
subes
las escaleras de la tarde
y te
posas tranquila sobre cualquier recuerdo,
silenciosa,
noto
tu sombra vagar ante mis ojos
y mi
cuerpo saluda tu frescor y tu canto.
Mi
boca te recorre,
te
hace suya con besos
y
dibuja en tu vientre campos de madreselvas.
Mi deseo te abraza,
embriagado
en olor de naranjas que desprende tu pelo
escalo
tus colinas
coronadas
de lunas cuando llega la aurora.
Yo me
arropo en tus sábanas,
traspaso
tu cintura
y me
duermo en tu sueño.
Y te duermo en mi sueño...
Y te duermo en mi sueño...
habiendo
estado juntos al menos un instante.