8.1.22

La vida es un fenómeno raro e imprevisto.


"Vivir es ver volver". Azorín


La vida se escribe con uve

de vino y de vaivén,

de vicio y de virtud,

de vergüenza y valor,

de voces y vacíos,

de viento verde y vals.

VIVIR.
[12/10/2016]


7.1.22

Dura lex.

 [a propósitode A.E.]

¿Quién se agarra a La Verdad?

Un equívoco común que se produce al establecer la diferencia entre hechos y opiniones es la tácita confusión entre categorías éticas y categorías jurídicas.

Casi todas las categorías éticas están contaminadas por las jurídicas, así: responsabilidad, culpa, inocencia, absolución, etc.

Los juristas saben perfectamente que el derecho no tiende en última instancia al establecimiento de la justicia, ni siquiera de la verdad.
El derecho tiende con exclusividad a la celebración del juicio, con independencia de ellas, ya que la fuerza de la cosa juzgada sería su fin último.

La naturaleza jurídica no es norma sino juicio, esto es proceso. El juicio es en sí mismo el fin.
Si todo derecho deviene sólo derecho procesal, la inocencia y la culpabilidad pierden importancia.
Lo verdadero y lo justo son sustituidos por la sentencia, que vale como verdad aún a costa de su falsedad e injusticia.
(by google)
 
 

6.1.22

Dizzy atmosphere.

 [in memoriam Cifu]



ATMÓSFERA VERTIGINOSA.
Es cierto que, como ha dicho la televisión, un 'cincuenta' aniversario es como cuando te levantas una mañana de domingo y se te ocurre escuchar un LP de vinilo. Eso es lo que la morriña hizo conmigo.


En distintos programas de radio llevabamos escuchando hace tiempo con cierta asiduidad, un tema remasterizado que inmediatamente nos conduce a los viejos vinilos de jazz que conservas guardados con el arcaico plato que funciona de milagro. En una recopilación para su venta, cierto presentador ha resucitado ‘Swing Low, Sweet Cadillac’, una particular, irónica, jocosa pero grave, versión de Dizzy Gillespie del clásico espiritual antiguo ‘Swing Low, Sweet Chariot’ que solía interpretar desde años atrás. Y ha resucitado una de de sus últimas versiones grabadas que se encuentra entre álbumes muy escuchados por ti hace tiempo. Ha sido un tema en el que siempre Dizzy ha incorporado, aparte de sus improvisaciones con su original trompeta, unas letras que, por comicidad, pero sobre todo por dicción, lo han hecho característico.


Se dice que Gillespie aprendió a cantar, es un decir claro, del cubano que nunca estudio inglés Chano Pozo que, incorporado a su orquesta, le aportó, con bongos y congas, influencias rítmicas con un sabor que luego se denominó jazz afrocubano y un par de temas por lo menos, ‘Manteca’ y el más logrado ‘Tin Tin Deo’ que quedaron incorporados al repertorio canónico de Gillespie. También, la prematura muerte de Pozo por sobredosis de drogas, dejó marcado a Dizzy, aunque no tanto como la psicotrópica descomposición de su amigo íntimo, el saxo Charlie Parker, con el que se considera que inventaron el bebop y con el que después de un glorioso 1945, con al menos cinco conciertos; cuatro, en febrero, mayo, junio y noviembre en la calle 52 de New York y el último, en diciembre, en Hollywood [de los que poseo grabaciones de esa fructífera colaboración entre Bird y Dizzy] no volvió a colaborar casi, nos consta si acaso una grabación en 1947, hasta el mítico concierto en el Massey Hall de Toronto en 1953. Habiendo seguido entonces desde aquel annus mirabilis, dos caminos suficientemente diferenciados, el de Parker, corto, muy corto, con Miles Davis, también trompeta y discípulo que supo brillar extraordinariamente por cuenta propia, y el de Gillespie con su Big Band, transformándose con el mayor ahínco posible, en un personaje circense que utilizó la música casi como terapia, ya que como acabó confesando: “No quería hacer nada trascendente sino pasar un buen rato” o, al achacarle su comercialidad posterior a los 50, su cinismo: “Yo no estoy interesado en pasar a la historia, quiero comer”. Pero esa música combinó simpatía por los ritmos afrocaribeños y sudamericanos con la esencia del bop, al que nunca pudo renunciar, con sus extrañas armonizaciones y disonancias, su pulso rítmico casi salvaje en pasajes de doble tiempo, en esa heterodoxa manera de tocar que hacia gala del mote, ‘dizzy’ (vertiginoso), que a John Birks Gillespie, su verdadero nombre, que había nacido en 1917 en Carolina del Sur, le habían asignado desde que aprendió a tocar la trompeta. [En su autobiografía [*] Gillespie prefiere que se le asocie el alias con el significado más figurado de 'alocado'].


Bien, buscando en el trastero, hemos encontrado dos versiones grabadas del tema que nos ocupa, una en Roulette y que corresponde a una olvidable sesión alimenticia dada en París, ante el papanático público de la sala Pleyel en febrero del año 53, por el Combo de Gillespie, que entonces contaba hasta con un vocalista, Joe Carroll, que hacia réplicas cómicas a Dizzy que siempre tenía que cantar, como si de un Louis Armstrong cualquiera se tratase. 
La otra versión, la ahora remasterizada, estaba en Impulse y se trata de la que da título al LP que recoge las sesiones en Los Ángeles en mayo de 1967, de Gillespie en quinteto. Una versión ésta, donde las réplicas del saxo alto y flauta James Moody y una sólida actuación de la sección rítmica, piano, batería y bajo Fender, recuperan al mejor Gillespie fiel conocedor por instinto que sin progresión de acordes no puede haber ninguna lógica formal entre discordancia y resolución que sostenga una improvisación.

La procelosa búsqueda ha dado otros frutos. Un Dizzy con sesenta años, sin atildaduras ni aderezos, con sabiduría, graba dos pequeñas joyas. Una sesión en Londres con el pianista Oscar Peterson en 1974 y otra en Las Vegas en 1977, con un casi octogenario pero inconmensurable ‘Count’ Basie, donde se escucha una lectura por ambos del añejo blues 'St. James Infirmary' que rememora, a parte del clásico duelo de los cuarenta entre swingers y bopers, un origen común, una música seminal sin la cual ninguno de los músicos hubiera llegado al lugar donde, cual santos de nuestra devoción, los tenemos colocados en nuestra memoria. Venite adoremus.

* * *

[*] Vide Dizzy Gillespie & Al Fraser. To be or not to bop.  Global Rhythm Press. Barcelona, 2008.


Alocado again.

 

¿Alocado?



Film con Gillespie y su Big Band en 1947, convirtiéndose cada vez más, de un gran instrumentista en un gamberro, un payaso a veces, en ese papel de alegre desacomplejado y despreocupado que ocultaba, quizás, todo el desencanto, la impotencia y la amargura que padeció.

Y así se contribuyó, nuevamente, a que el jazz dejase "de ser subversivo habiendo pasado a ser un mero género marginal asociado con la música ambiental de fácil audiencia" [G. A.]

No era la primera vez, ni sería la última...



5.1.22

Mi nombre es fracaso.

        Tres años antes de que yo naciera, tres años casi exactamente, en sus anotaciones convertidas en diarios, Julio R. Ribeyro había confesado su fracaso, rodeado de oscuridad, de cenizas, incapaz de todo y con una pereza moral irresistible.

Han tenido que pasar más de veinte años de su muerte, para conocer su lucidez y compartir su perspectiva vital de soledad cuando ya uno no puede ni siquiera conversar consigo mismo. 
 La búsqueda de la verdad está destinada al fracaso. He estado desenterrando viejos textos míos publicados en su día en una revista perdida. Tan viejos eran, que no estaban ni en soporte informático. Para recuperarlos, lo más directo ha sido encontrarlos en los archivos del desván y teclear en la computadora los textos originales de los artículos escritos con estilográfica por mí.


No sé si los textos admiten relecturas después de treinta años, pero lo que sí ponen de manifiesto es que mi estilo formal ya estaba allí, prístino. O mejor dicho, no sólo estaba acullá sino que, por desgracia, todavía sigue acá.
Como si siempre hubiese estado uno escribiendo el mismo, único, texto.
No haber conseguido modificar la forma de escribir tras largo, larguísimo tiempo, sólo es índice de un fracaso sin paliativos que recomendaría, a partir de ahora, el ejercicio del silencio por mi parte.
Y es que no se trata de una dolorosa sequedad menopáusica, es que el pozo, seguramente sin aforar, estaba sin caudal.
Pudisteis haberme dado temprano aviso y ahorrado así tanta decepción que ha desembocado en este estuario de inutilidad profunda.
Como mío sólo siento una incompetencia para todo lo que la vida es. Y es que nunca aprendí a existir.
La vida ya no me sienta bien a estas alturas.


 "No hay ninguna tumba que pueda contener mi cuerpo ahí abajo".
Johnny Cash. [American VI].
 
 

3.1.22

Diario de errores.

Los aires, los malos aires de diciembre. Ya volaron el tejado de la nave, ya arrancaron las ramas de los castaños viejos, ya desprendieron el brezo de las verjas. Siguiendo el camino, paralelo a las crestas, de sur a norte, aumentan su fuerza y acrecientan su potencia si su velocidad es elevada. Como si su flujo discurriese por conductos sin rozamiento, se presentan de improviso, enfrentándose con ímpetu inusitado a todo lo  que se les ponga por delante.
Y luego sólo queda un memorial de daños.
 [27/12/2012]
 * * *


Inocente, inocente… Sólo tres días ha durado tu suerte. Esos días luminosos que comienzan fríos, escarchas y rocíos por doquier, y que siguen a esas noches de cielos impolutos con la luna en su esplendor, con la sombra arrojada de los árboles tan potente como un mediodía de verano. Justo tras la luna llena del día de los inocentes, las nubes han subido a la sierra y durante toda la mañana han descargado lluvia.

El gozo del trabajo será para otros días del invierno.
 [29/12/2012].

 * * *