18.10.19

Mementos (2).


II

Los olivos celebran con sus frutos
tu paso por la tierra, tu añoranza
fértil abona una campiña húmeda.
Aunque fuese un momento cada día
tu memoria revive entre las páginas
que el dolor ha grabado piedra a piedra
en el túmulo que la nostalgia erige
en honor de tu alma generosa.

17.10.19

El vacío de la fatalidad.


¿Podrá incluso secar la muerte/ esos nuevos lagos de complacencia? P. Larkin


Hasta que no destierres tu apatía,
promotora de todos tus fracasos,
precursora de todos tus ocasos,
no sentirás tu vida como ansía,

huida, guarecerse en cualquier puerto
al abrigo de mares desbocados,
cuando manos y pies sean esposados
por el desgarro de tu hijo muerto.

Tienes que convertirte en su testigo
ante piedras y pájaros y flores
para entender su corazón amigo

con lágrimas, poemas y dolores.
Hasta que no culmines su viaje,
no sabrás de la muerte su lenguaje.

[09/04/2015]

16.10.19

Nocturnos (1).


“Nox illuminatio mea”.
P. Celan [Microlitos].

I

Noche sola, sin luz de luna nueva,
estrellada quietud que turba el alma,
revive angustias y remuere sueños
y apena en lo más hondo. Cada instante,
ausencias y tristezas de dolores
presentes y pasados, rememora.

Noche sola, sin amparo de miedos,
no amortigua heridas primigenias
y una estrella fugaz como la muerte
no decrece la sed de tus desvelos.

Noche sola, sin abrigo del frío,
que sientes ya con sequedad de labios,
frío de soledad y desamparo
de no tener un cuerpo junto al tuyo.

Corazón lacerado ¿en qué tiempo
se mitiga tu último latido?

VIGILIA.


15.10.19

La luna en Géminis.


Pequeña Nana.

Si pregunto a la noche


que te ha pasado:


La luna llena –dice-


se te ha llevado.






14.10.19

Último beso.


'El deseo de luz produce luz' 
S. Weil.

Abrazado a tu cuerpo se me va de las manos
llanto a llanto, impotente,
gota a gota, sangrante,
hora a hora, sufriente
en esa corta vida que llevas de equipaje.

-No tengas miedo-
te digo dulcemente al despertar de ese doliente sueño
que te ha herido en el alma,
colaterales daños que sajan tu costado con lacerante daga.

No temas a esa creciente sombra
pues la luz de tu mente,
como un mar infinito de azules fulgurantes,
al corazón te acerca, tan suave como un beso,
la paz que necesitas.

-No tengas miedo… niño mío-
te salva mi palabra.

Para L.
[29/10/2014]