Van pasando los días y el recuerdo
sin
merma permanece tan ceñido
al
corazón que apagado dejaste
sin
compartir, fugaz, tu despedida
que
el sueño eterno hurtó una madrugada
cuando
tu alma alcanzó la luna
y
el silencio reconquistó tu cuerpo
dejando
tu mortaja lavada por las lágrimas.
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