21.4.22

Todos los humanos tienen culo (y 2).

 

 Picasso

Pero para los adoradores de las nalgas el culo atractivo lo es menos por su perfección que por su movimiento, por ese famoso balanceo, ese movimiento de caderas, ese meneo a ritmo de vals, que viene de llevar zapatos con tacones muy altos, uno de los cuales con algún centímetro menos que el otro. Y sobre todo por la quebradura del talle, ese arco perfecto, ese movimiento de desafío que dibuja el culo del torero, hasta el punto de que se dice que el logro perfecto de esa curva sólo puede provenir de una torera. Los hombres no tienen la misma relación erótica con el culo que las mujeres. La de los hombres es esencialmente visual y conquistadora, las mujeres, por el contrario, tienen una relación más concreta, más material, más devoradora: quieren triturarlo, sentirlo, comerlo. Es una relación a través de la mano y la boca, no del ojo.
Hoy las nalgas están por doquier. Los modistos inventan escotes de nalgas o desvelan traseros pícaros. Se han creado eleva culos para algunas mujeres poco agraciadas. En las playas han hecho su aparición los tangas que imponen un culo inmenso, subido, con forma de gota de agua, pero que desaniman también de cualquier asalto al preservar el secreto de la hendidura. Debido a las reclamaciones femeninas, cada vez se exhiben en las pantallas más culos masculinos, en general bastante deportivos, seguros de sí, bien plantados, que se cuidan mucho de no dejar lugar al más mínimo equívoco sobre sus costumbres.
¿Por qué tanto prestigio o impudor? Sin duda, por el gusto que tiene la sociedad actual por las redondeces, por las elipsis barrocas, por los objetos de formas suaves. Se ha dicho que el cuadrado era el emblema de las sociedades en expansión e inamovibles, y lo redondo de las sociedades en mutación, a la búsqueda de sí mismas y en tiempos difíciles. En suma, lo redondo produce placer, da confianza en sí, es fuente de dulzura. Pero también hay que decir que tras años de sexo desenfrenado, agresivo, protestatario, se vuelve a placeres más ligeros, a seducciones veladas, a un erotismo difuso: las nalgas representan un eufemismo del sexo, una variación discreta propia para satisfacer la nostalgia de la vitalidad y un apetito erótico por las formas equilibradas, rechonchas, vivas". 


  
 Newton

 "En el fondo las nalgas sólo sirven para soñar con las nalgas.”


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