II
Igual que los vencejos todas las primaveras
reconstruyen sus nidos, yo quisiera
rehabilitar aquel primer amor
a base de pasiones, pues no restan
más ruinas que mementos ardorosos:
- Tus senos, dos alcores
coronados de gemas serpentinas
o ensenadas donde varar mis dedos
satisfechos tras navegar tu espalda.
- Tus labios, miel
de lavanda recién recolectada
cuando rozas suave mi deseo.
- Tu pubis, un rosal
de donde, con certeza,
si cortas una flor de terciopelo
escapas malherido.
- Tus ojos. No, tus ojos…
si cautivo me hubieses tú mirado
quizás, quiero creer, me habrías amado.
16/04/2014.
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