«Si se compara con luz blanca el ideal puro espiritual, los ideales de
las diversas culturas pueden compararse con las luces de colores que surgen
cuando la luz pura aparece a través de cristales de colores. Imagínate un ser
humano que desde su nacimiento vive siempre en una estancia en la que la luz
entra sólo a través de cristales rojos. Éste quizá no se pueda imaginar que
haya otra luz que la suya, considerará la cualidad roja como esencial a la luz,
en cierto sentido no notará en absoluto la rojez de la luz que le rodea. En
otras palabras: considerará su luz como la luz y no como un tipo especial de
turbiedad de la única luz. (...)
La luz es el ideal y la luz turbia el ideal de la cultura. Éste se
considerará el ideal mientras la humanidad no haya llegado todavía al límite de
esa cultura. Pero tarde o temprano llegará a ese límite, pues toda cultura es
sólo una parte limitada del espacio.»
Wittgenstein,
L.- LUZ Y SOMBRA. Ed. Pre-Textos.
Valencia, 2006.
Traducción de
Isidoro Reguera.
* * *
Este fragmento epistolar (intitulado "El ser humano en la campana de cristal
roja” y presuntamente destinado a su hermana Hermine, en 1925) sirve para
rastrear otra huella de la actitud personal de Wittgenstein frente a los valores espirituales, no siempre explícitos en su obra.
Desde su punto de vista, los seres humanos contemplan
el mundo a través de una cultura -arte y ciencia- que se asocia con la falta de
claridad. Metafóricamente, una luz
enturbiada que implica una visión imperfecta y confusa de las cosas.
Wittgenstein evoca ahí analogías con Platón y su alegoría de quienes viven en
la oscura caverna que, no echando de menos la luz, consideran su visión como la
verdadera. Mientras permanezcan en esa luz enturbiada apenas existirá un anhelo
de la luz pura. Sin embargo, su desencanto con la decadencia espiritual de su
Viena no le hizo perder toda esperanza. Wittgenstein no admite duda respecto a
que ese ideal espiritual -la luz-
eclipse cualquier forma cultural de civilización humana: La confrontación con la luz, conmueve.
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