son
sombras cambiantes de las nubes
que
dibujan figuras caprichosas sobre los verdes campos de aquel mayo
que
al sol desaparecen por encanto,
son
danzas de las llamas
que
a los ritmos del viento consumen los ustibles ramajes de madera,
son
trinos amorosos de los pájaros
que
echan ya de menos esta comodidad de estar tan triste.
Descontando
tu desamor y mi desasosiego,
tan
sólo,
al irte,
me dejaste
tu
música,
(canciones
con tu voz,
cinta
magnetofónica en tu cuarto grabada)
tu
imagen,
(aquella
fotocopia de no sé qué carnet
del
trabajo final de tu curso académico)
y
tu letra,
(los
tres doblados folios a pluma estilográfica,
textos
de cantautores con patente mensaje).
Cuando
pasen los días,
sin
ti,
mi
pequeño tesoro
ajado quedará como mi alma
O como
nuestras iniciales grabadas en las rocas.
Con tan leve bagaje...
¿cómo
soportaré no poseer nunca jamás tu cuerpo?
LA
FARSA DE LA DESOLACIÓN.
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