tu llamada me alcanza,
desconcierta mis pasos,
discurre por caminos infrecuentes
y tu voz me golpea con ternura la espalda.
Traicionas mis recuerdos (visita inesperada)
-intuición del contacto
casualidad querida o deseada-
y mimosa me hablas...
Dime que necesitas
¿caricias?
¿que te coma la oreja?...
o a un hombre confortable
que dudas te resuelva.
Y luego...
anodinas callejas,
edificios modernos que no guardan
la huella de un reencuentro
tan fugaz y tan mágico
como humo de habano
o los blues que acompañan
dormecida la tarde.
LO QUE BUSCAS.
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