Un rumor de pasos
en la plaza vacía
de la ciudad hermosa,
muerta de noche y de suspiros,
de propia
complacencia y nostalgias
ajenas,
será la bruma leve
de un invierno sombrío,
el sonido del
viento recorriendo arquitrabes
como órganos de
piedra de ritmos palaciegos,
...una brisa
marina,
que envuelve los
recuerdos de la muchacha amada
y roza la soledad (o el
desencuentro)
con besos
descarnados que preludian
angustias no
queridas.
LA MUERTE Y LA DONCELLA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario