IV
Cuando terminen
estos cinco años,
los últimos
que marcan nuestras vidas
como un
reguero de viejas heridas
o como
antiguo memorial de daños:
La ciudad se aniquila
en desconcierto
de lagunas de
barro y alquitranes
que esconden en
subsuelos los afanes
y muestran el
rencor a cielo abierto.
La sangre se
sublima a borbotones
al sajarte la
carne a rebanadas
para sanar
ocasos en buen puerto.
La noche se
marchita en ocasiones
y acompañan su
niebla campanadas
con lento
repicar que suena a muerto.
FIN DE PARTIDA.
[21/12/2016]