II
La bruma sepulcral que aventa tilos
y oculta el caminar sobre el rocío,
alborada feraz que empaña el fruto
yerma acoge la sombra de añoranza.
El valle te traiciona, perseguido
avanza el desnortado corazón
encadenado a la presencia inerte
que ha esculpido la pena amortajada.
Y el cuerpo malherido se diluye
en fútiles imágenes del fuego,
una hoja otoñal de savia ayuna
o un opaco cristal que hiende el viento.
HERIDA.
08/12/2016.
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