Con sutil
transparencia moraste tan sincero
en una cuerda
floja, como un funambulista,
expiando el
tributo que entristeció tu sangre
dejando
inconsolables a tus damnificados.
La muerte, tan cercana, te aloja en lejanías
cual viaje improbable a otro confín del tiempo,
al país sin anhelos, dañado en la memoria,
al que todos huiremos cuando arrecie la nieve.
Religado a nostalgias de imágenes añejas
de amarguras y risas, de placeres y llantos,
más de un año aguardando sin que cesen los céfiros…
han vuelto los jazmines
pero tú ya no
has vuelto.
JAZMINES.
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