No quisieras oír la voz del mar cuando te llame
y no puedas seccionar el nudo marinero que te atrape
y te meza a merced de sus pleamares.
No quisieras oír la voz del mar cuando te cambie
tu destino y deje para siempre -y es inútil resistir a sus
embates-
sellado el pacto de sangre que marcará tu vida.
No quisieras oír la voz del mar cuando te borre
tus nombres primigenios y te convierta, cluster con dato fragmentado,
en unidad de gasto, en estadística.
No quisieras oír la voz del mar cuando te oculte
que tu existencia es duelo, afligida tristeza de no tener
sosiego,
y dolor y tormento, y angustia y agonía.
No quisieras oír la voz del mar cuando te duerma
con nocturna salmodia que perturbe vigilias, mientras acarrees,
en labores de pesca, tus redes de deriva.
No quisieras oír la voz del mar cuando te lleve
cual sudario azulado y no divises más la stella vespertina
que, el último crepúsculo, sugestione tu noche.
No. No quisieras oír la voz del mar…
Tan sólo las sirenas con seductores cantos explican el
sentido de este temido salmo,
cuando el mar, en
verdad, sólo sea la muerte.
Y vendrá del mar
la paz y el perdón y el consuelo para nosotros.
[14/8/2014]
Me alegra saVerle activo, Verle
ResponderEliminarA: No demasiado por adversas circunstancias.
ResponderEliminarQuiero decirle que le acompaño en el sentimiento, pero no hay palabras.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Verle.
Un abrazo.
ResponderEliminarTareixa.
Lo siento mucho Sr. Verle.
ResponderEliminarCreo que solo cabe esperar el consuelo del tiempo, pero decirle eso puede resultar incluso ofensivo o insensible.
Un abrazo.
Adaptaciones.
Lo siento de veras Sr. Verle.
ResponderEliminarUn fortísimo abrazo.
(Go west..life is peaceful there..Go West..)