4.4.20

Unamuno (2)

Retrato por Sorolla. Museo de Bilbao


Unamuno.
La verdadera soledad consiste en no estar ni aun consigo mismo.


"No hay porvenir; nunca hay porvenir. Eso que llaman el porvenir es una de las más grandes mentiras. El verdadero porvenir es hoy (…)

No; no es fanatismo nada que esté reglamentado y contenido y encauzado y dirigido por bachilleres, curas, barberos, canónigos y duques; no es fanatismo nada que lleve un pendón con fórmulas lógicas, nada que tenga programa, nada que se proponga para mañana un propósito que puede un orador desarrollar en un metódico discurso. (…)

¿Tropezáis con uno que miente?, gritarle a la cara: ¡mentira!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que roba?, gritarle: ¡ladrón!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta?, gritarles: ¡estúpidos!, y ¡adelante! (…)

La más miserable de todas las miserias, la más repugnante y apestosa argucia de la cobardía es esa de decir que nada se adelanta con denunciar a un ladrón porque otros seguirán robando, que nada se adelanta con decirle en su cara majadero al majadero, porque no por eso la majadería disminuirá en el mundo.
Sí, hay que repetirlo una y mil veces: con que una vez, una sola vez, acabases del todo y para siempre con un solo embustero abríase acabado el embuste de una vez para siempre. (…)

Mira, amigo, si quieres cumplir tu misión y servir a tu patria, es preciso que te hagas odioso a los muchachos sensibles que no ven el universo sino a través de los ojos de su novia. O algo peor aún. Que tus palabras sean agrias y estridentes a sus oídos. (…)

El que se pone a tocar su jeringa [*] -que no es otra cosa la “syringa”- debajo del  cielo, sin oír la música de las esferas, no merece que se le oiga (…) no conoce la inmensa poesía de los templos vacíos, sin luces, sin dorados, sin imágenes, sin pompas, sin armas, sin nada de eso que llaman arte. (…)
Son filósofos cínicos, indulgentes, buenos muchachos, de los que todo lo comprenden y todo lo perdonan. Y el que todo lo comprende no comprende nada, y el que todo lo perdona nada perdona. No tienen escrúpulo en venderse (…) Son a la vez estetas y perezistas o lopezistas o rodriguezistas. (…)
Y si alguno te viniera diciendo que él sabe tender puentes y que acaso llegue ocasión en que se deba aprovechar sus conocimientos para pasar un río, ¡fuera con él! ¡Fuera el ingeniero! Los ríos se pasarán vadeándolos, o a nado, aunque se ahogue la mitad (…) Que se vaya el ingeniero a hacer puentes a otra parte (…)

Más de una vez tus cartas degeneran en literatura, aliada natural de todas las esclavitudes y de todas las miserias. Los esclavizadores saben bien que mientras está el esclavo cantando a la libertad se consuela de su esclavitud y no piensa en romper sus cadenas. (…)

Sólo los apasionados llevan a cabo obras verdaderamente duraderas y fecundas. Cuando oigas de alguien que es impecable, en cualquiera de los sentidos de esta estúpida palabra, huye de él; sobre todo si es artista. Así como el hombre más tonto es el  que en su vida no ha hecho ni dicho una tontería, así el artista menos poeta, el más antipoético (…) es el artista impecable, el artista a quien decoran con la corona de laurel, de cartulina (…)

Estás solo, mucho más solo de lo que te figuras, y aun así no estás sino en el camino de la absoluta, de la completa, la verdadera soledad. La absoluta, la completa, la verdadera soledad consiste en no estar ni aun consigo mismo. Y no estarás de veras completa y absolutamente solo hasta que no te despojes de ti mismo (…)"



Vida de D. Quijote y Sancho (1905).
Ed. Espasa- Calpe. Colección Austral, 2ª edición. Buenos Aires (Argentina), 1939.



[*] Como catedrático de griego, Unamuno utiliza la etimología (del lat. tardío syrinx, -ingis, syringa 'jeringa', 'lavativa', y este del gr. σῦριγξ, -ιγγος sŷrinx, -ingos 'caña', 'flauta', 'tubo') para justificar la denominación de la flauta o zampoña con un término que hoy tiene predominantemente significado sanitario.


[selección Sr. Verle] 


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