Retrato por Sorolla. Museo de Bilbao
Unamuno.
La
verdadera soledad consiste en no estar ni aun consigo mismo.
"No hay porvenir;
nunca hay porvenir. Eso que llaman el porvenir es una de las más grandes
mentiras. El verdadero porvenir es hoy (…)
No; no es fanatismo
nada que esté reglamentado y contenido y encauzado y dirigido por bachilleres,
curas, barberos, canónigos y duques; no es fanatismo nada que lleve un pendón
con fórmulas lógicas, nada que tenga programa, nada que se proponga para mañana
un propósito que puede un orador desarrollar en un metódico discurso. (…)
¿Tropezáis con uno
que miente?, gritarle a la cara: ¡mentira!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que
roba?, gritarle: ¡ladrón!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que dice tonterías,
a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta?, gritarles: ¡estúpidos!,
y ¡adelante! (…)
La más miserable de
todas las miserias, la más repugnante y apestosa argucia de la cobardía es esa
de decir que nada se adelanta con denunciar a un ladrón porque otros seguirán
robando, que nada se adelanta con decirle en su cara majadero al majadero,
porque no por eso la majadería disminuirá en el mundo.
Sí, hay que
repetirlo una y mil veces: con que una vez, una sola vez, acabases del todo y
para siempre con un solo embustero abríase acabado el embuste de una vez para
siempre. (…)
Mira, amigo, si
quieres cumplir tu misión y servir a tu patria, es preciso que te hagas odioso
a los muchachos sensibles que no ven el universo sino a través de los ojos de
su novia. O algo peor aún. Que tus palabras sean agrias y estridentes a sus
oídos. (…)
El que se pone a
tocar su jeringa [*] -que no es otra cosa la “syringa”- debajo del cielo, sin oír la música de las esferas, no
merece que se le oiga (…) no conoce la inmensa poesía de los templos vacíos,
sin luces, sin dorados, sin imágenes, sin pompas, sin armas, sin nada de eso
que llaman arte. (…)
Son filósofos
cínicos, indulgentes, buenos muchachos, de los que todo lo comprenden y todo lo perdonan. Y el que todo lo comprende
no comprende nada, y el que todo lo perdona nada perdona. No tienen escrúpulo
en venderse (…) Son a la vez estetas y perezistas o lopezistas o
rodriguezistas. (…)
Y si alguno te
viniera diciendo que él sabe tender puentes y que acaso llegue ocasión en que
se deba aprovechar sus conocimientos para pasar un río, ¡fuera con él! ¡Fuera
el ingeniero! Los ríos se pasarán vadeándolos, o a nado, aunque se ahogue la
mitad (…) Que se vaya el ingeniero a hacer puentes a otra parte (…)
Más de una vez tus
cartas degeneran en literatura, aliada natural de todas las esclavitudes y de
todas las miserias. Los esclavizadores saben bien que mientras está el esclavo
cantando a la libertad se consuela de su esclavitud y no piensa en romper sus
cadenas. (…)
Sólo los apasionados
llevan a cabo obras verdaderamente duraderas y fecundas. Cuando oigas de
alguien que es impecable, en cualquiera de los sentidos de esta estúpida
palabra, huye de él; sobre todo si es artista. Así como el hombre más tonto es
el que en su vida no ha hecho ni dicho
una tontería, así el artista menos poeta, el más antipoético (…) es el artista
impecable, el artista a quien decoran con la corona de laurel, de cartulina (…)
Estás solo, mucho
más solo de lo que te figuras, y aun así no estás sino en el camino de la
absoluta, de la completa, la verdadera soledad. La absoluta, la completa, la
verdadera soledad consiste en no estar ni aun consigo mismo. Y no estarás de
veras completa y absolutamente solo hasta que no te despojes de ti mismo (…)"
Vida de D. Quijote
y Sancho (1905).
Ed. Espasa-
Calpe. Colección Austral, 2ª edición. Buenos Aires (Argentina), 1939.
[*] Como catedrático de griego, Unamuno utiliza la etimología (del lat. tardío syrinx, -ingis, syringa 'jeringa', 'lavativa', y este del gr. σῦριγξ, -ιγγος sŷrinx, -ingos 'caña', 'flauta', 'tubo') para justificar la denominación de la flauta o zampoña con un término que hoy tiene predominantemente significado sanitario.
[selección Sr. Verle]
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