26.6.15

Razón de las lágrimas (11).


Desde las altas peñas
                                           que una tarde llenaste de presagios,
fisuradas cuarcitas donde grabé tu nombre
-ahora mi atalaya de nostalgias y olvidos-
en novilunio,
solitario, cual largas sombras del invierno ido,
mi corazón te envía un llanto de socorro
-estos versos que esperan tu efímera lectura-
un pensamiento
que atraviese el espacio y que recorra el tiempo,
que a lo lejos divise
ese lugar donde habita tu cuerpo
-en esta triste hora por otro estremecido-.

A mi lado
te esperan las mimosas
que florecen tempranas
para que resplandezcas prendidas en tu pelo.

Sin que me des tus labios
que me salven tus manos
                                                   aunque frías me rocen,
y no me precipite
                                   como siempre
                                                                al vacío.

LA SALVACIÓN POR EL AMOR.


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