no el paisaje
neutral de los rastrojos,
sino la sugerencia
del barrueco,
el olor de sus
flores, sus granitos,
la orilla de sus
aguas, su silencio...
Van pasando las horas...
¿nos sentimos unidos?
Me dices que he
bebido
el beso que pusiste
con amor en mi vaso.
Me regalas
canciones que sugieren cariño
cantadas con el
alma que destila tu música.
Te seducen mis
versos. Te embriagan mis palabras
como licor de
albaricoque amargo.
Te he recolectado
espárragos silvestres.
Con la flor del
almendro coroné tus cabellos
y has leído mis manos que dicen que te
quiero...
Recostado en tu
seno con ternura,
si cayese la bóveda
celeste
detenido sería ese
momento
en que beso tu
cuello de gacela...
Van pasando las
horas... ¿nos sentimos unidos?
Se hace un hueco la
tarde entre nosotros
cuando piensas en
otros un instante,
alejando mis besos
no robados
mi amor teje su
urdimbre de celos y de ansias...
Tus nostalgias
alientan mis tristezas,
y tan sólo retengo
el frío de tus manos...
Eres virgen del
miedo
que ahora desconoces
el precio de mi
alma...
Te vas
y prisionero me
encuentro de tus ojos.
Van pasando los
días sin sentirte cercana.
Para pedir que vuelvas...
he mirado en el cielo
un eclipse de luna
(igual al que yo siento),
también, como
querías, esa luna de Pascua,
espejo de
recuerdos, de estimas, de deseos,
que uniría las
almas con telúrica fuerza
si pensamos al
tiempo uno en otro, amor mío.
CRÓNICA
DE UN AMOR HECHO PEDAZOS.
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