Cristalina te acerca la memoria anhelante.
La música galante del siglo dieciocho
acompasa rescoldos del castaño abatido
por el viento y el tiempo que el fuego purifica
tornando, de la tarde, en calidez, el frío.
La gélida distancia que el recuerdo aminora,
adulada supongo sabiendo que te miro
cuando cambias tu imagen guardada en tu contacto
o en tu estado descubro un mensaje escondido.
No imaginaste nunca, trabajando a mi lado,
que añoraba tu cuerpo, tus ojos cristalinos
no sólo no miraban sino que no veían
como te acariciaba mi deseo encendido.
Tus palabras lejanas eligen que yo sea
el ustible rescoldo del castaño abatido.
CRIST(AL)INA.
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