Nos había dicho Stefano Russomanno en algun cultural, un bastante lejano sábado neblinoso, que en el disco sobre Satie de las Labèque se adivinaba la silueta –nebulosa ¿por qué no?- de Thelonious Monk.
MONK / KNOW
Si existe un instrumento que en la actualidad encarne lo que es el jazz, es el saxo (lo cual no deja de ser curioso, pues la batería es el único instrumento que se inventó específicamente para esta música). Pero para los aficionados conviene subrayar su importancia durante la época en que Thelonious Monk irrumpió en la historia del jazz.
A mediados de los años cuarenta los cuatro instrumentos de viento reconocidos eran el clarinete, el trombón, la trompeta y el saxo. El clarinete había sido la estrella incontestable del jazz, y, a pesar de su color y expresividad excepcionales, en la época del bebop aparece como paradigma de una música ya superada por los negros más conspicuos. El trombón, con una tesitura magnífica, es un instrumento de difícil manejo en sus extremidades graves o agudas así como en los tempos rápidos y, pese a algunos solistas fuera de serie, quedará siempre, por razones técnicas, relegado a un segundo plano. La trompeta no tiene una tesitura amplia, pero domina los agudos y esto le basta para llevarse, nominalmente, la gloria; su cualidad restallante, su velocidad, su brillo o su amortiguación, según si se usa o no sordina, la convierten, en boca de Dizzy Gillespie et alii, en un elemento indispensable del jazz de la época. Y… el saxo.
Su aprendizaje fácil permite el paso de los graves a los agudos con una falta de viscosidad asombrosa. La soltura de la digitación permite al músico la creación de fraseos fluidos y extremadamente rápidos. Y, sobre todo, es un instrumento de lengüeta, contrariamente a la trompeta (cuya boquilla exige un control físico muy superior de los labios, del diafragma y de los abdominales). En él cada nota corresponde a una posición de las manos, mientras que en la trompeta, con sólo una digitación, se puede expresar media docena de notas diferentes pero producidas mediante un estudiado control del soplido.
En los años 50, por razones económicas, en los clubs de jazz las grandes orquestas tenían que ir dejando paso a conjuntos mucho menos numerosos, formaciones que fueron típicas de los boppers: sección rítmica (piano, bajo, batería) más solistas de viento, saxo y trompeta. Más tarde incluso, cuando en muchas ocasiones sólo se podía pagar a cuatro músicos en vez de cinco, la sección rítmica permaneció intacta, para no desvirtuar el propio jazz, por lo que obligó a elegir entre el saxo y la trompeta. La casi imposibilidad que un trompetista pueda aguantar de solista durante tres o cuatro pases seguidos sin lastimarse los labios, hizo que el saxo, instrumento de sonido más aterciopelado y menos duro de escuchar, pasase a ser entonces el rey del jazz moderno.
Thelonious Monk no será ajeno a esta norma, y toda su vida se rodeará de saxofonistas para enriquecer su música hasta la saciedad. Escuchar a Monk interpretado a la vez por otro es siempre una experiencia gratificante porque arroja luz sobre la extrema especificidad de su toque de piano. Monk inventaba un mundo que sólo él expresaba sin esfuerzo. Sus encuentros con saxofonistas serán fecundos, porque los forzaba a redefinir su manera de tocar, a repensar su enfoque, a encajar en su molde reducido y genial.
Como excepción a esa regla monkiana, sólo un hombre no podía ser doblegado. El maestro que elevó el saxo al rango de solista total: Coleman Hawkins, alias “the Bean”. Hawkins, que dio al saxo tenor un sonido inolvidable, un fraseo sutil, viril, luminoso, fue el primero que contrató a Monk como músico de estudio en 1944, formando parte de manera más o menos regular de su orquesta. De esta colaboración se puede conservar el gusto compartido por los dos músicos por las frases arpegiadas, algo bastante raro en el piano ‘nuevo’ de la época. Parece que asentase su estilo en una tradición común a sus predecesores, para desarrollarlo en una dirección sólo por él conocida.
Trece años más tarde, en 1957, es Monk, en la vorágine del éxito, quien llama al viejo Bean para una grabación. Hawk, a quien la historia del jazz había enterrado prematuramente, aunque siempre tuvo una actitud de aprender de aquella nueva generación bebop, demuestra una vez más que las baladas no tienen secretos para él. En un momento en el que ya no era solicitado en Nueva York, saboreó la calidad y la elegancia de la fidelidad de Thelonious.
Otro saxofonista que se desmarca muy sutilmente de la regla de fidelidad es Sonny Rollins. El entonces joven saxofonista, heredero directo de Hawkins, había llamado a Monk como acompañante en 1957 en Blue Note. Monk, que había grabado sólo para cinco grupos, aceptó. Monk, que podía tocar de todo pero sólo como Monk, con acordes estimulantes y un tempo interior impecable, era difícil y potente. “Si tocas un instrumento de viento y tienes a Monk detrás, es como si tuvieras el diablo en persona pinchándote el culo con una horca” (Miles dixit).
Rollins fue el único saxofonista que ha sabido apoyarse en el pianista cuando desarrollaba una improvisación. Incluso se anticipaba a Monk, Rollins puede acabar una frase en volutas sobre la nota que ha escogido Thelonious para dominar su acorde de acompañamiento. Los dos son neoyorquinos y han mamado la misma música desde la cuna y un sentido permanente de eclecticismo. Eso explica la empatía entre Sonny y Thelonious. Dos gigantes que, en vez de hacerse sombra, cohabitan en una música fecunda. Nunca volveremos a encontrar este equilibrio autoritario que une a Monk con un saxofonista. Hay que escucharlos tocando blues en “Misterioso”.
Y entonces aparece John Coltrane. Es el rival oficial de Rollins. Uno de ellos se busca desde siempre, incansablemente, cambia de sonido, de aproximación, de estilo: Rollins. El otro está en ebullición, también en búsqueda de la música que habita en él y que todavía no consigue hacer aflorar del todo: Coltrane. Puede afirmarse que a Monk no le faltó criterio cuando pasó del uno al otro.
Coltrane, desembarca procedente del grupo de Miles que ya estaba en la cumbre desde hace algunos años. Abandona un quinteto sublime. Porque, aparte de la droga, lo único que le interesa es la música. Como dice Miles: “estaba tan colgado que hubiera tocado ante una chica desnuda sin siquiera verla”. Pero es un espiritual. Coltrane, con Monk se desengancha y se lanza de lleno a la música del pianista. Frenéticamente. Toca cosas imposibles en el saxo, escritas para piano. Incluso a Monk lo deja fuera de juego. No hace falta tocar los acordes. Y se arranca con sus famosas capas de sonido que no tienen una definición rítmica propiamente dicha. Coltrane desposee literalmente al pianista de su música. Y Monk se ha acostumbrado a acompañarlo muy poco. Pero existía una complicidad de músicos que, en el curso de aquellos meses, crecía en la medida del respeto que Monk guardaba a su solista. Y éste, una vez pasada esta página, despegará para cumplir el destino que todos conocemos.
*
Pero sí hay una diferencia, Trane nunca compuso para su mujer Alice un tema tan sugestivo como hizo Monk con la persona que le cuidó la vida.
Aquejado Thelonious de problemas nerviosos, en el año 1958 fue arrestado. Forzado a salir de la ciudad, fue separado de sus dos principales recursos de estabilidad: la Ciudad de Nueva York y su esposa Nellie.
Crepuscule with Nellie
*
P. D. Como no estamos convencidos que todos coincidiesen y supiesen dictaminar lo que es jazz o no, por confundir la gimnasia con la magnesia, la velocidad con el tocino y el culo con las témporas, tengan a mano la versión en otro ‘tempo’, el de Kronos…
(Más información).
Un día como hoy, en 1957, Thelonious Monk y John
Coltrane graban en directo ‘At Carnegie Hall’.
· Recorded: on November 29, 1957, by Voice of America
at Carnegie Hall, New York City.
‘At Carnegie Hall’ es un álbum en directo de The
Thelonious Monk Quartet con John Coltrane.
The Monk Quartet con Coltrane actuaron en vivo en el
Carnegie Hall de NYC. El sensacional concierto se grabó, pero hasta mucho
después no se ha editado en álbum.
Según Wikipedia, durante la digitalización de las
obras sonoras en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, el supervisor de
laboratorio Larry Appelbaum, en el año 2005, encontró una caja con unas cintas
en las que aparecía la etiqueta T. Monk. Suponiendo que era una grabación del
afamado pianista y compositor, se dispuso a escucharlas cuando descubrió que
era una grabación en directo junto con el saxofonista John Coltrane en el
Carnegie Hall. Se trataba de una grabación del 29 de noviembre de 1957 del
concierto benéfico "Thanksgiving Jazz", producido por Kenneth Lee Karpe
para el centro comunitario Morningside de Harlem.
La grabación fue realizada en alta definición por
ingenieros de la radio y televisión pública Voz de América y no llegó nunca a
emitirse. Está compuesta de dos partes en las que intervienen the Monk Quartet
con Coltrane. La grabación fue restaurada por el productor Michael Cuscuna y
T.S. Monk (hijo de Thelonious Monk).
El descubrimiento de la obra fue "el equivalente
musical al descubrimiento de nuevo del Everest" según la prensa. Después
de su lanzamiento, la grabación se convirtió en número uno en ventas. La
grabación aumentó sustancialmente la cobertura de la obra conjunta de Monk y
Coltrane, que se prodigaron poco debido a los conflictos entre sus
discográficas. Las únicas obras que había de sus interpretaciones eran ‘The
Complete 1957 Riverside Recordings’ y ‘Discovery’, grabado con un equipo
amateur por la primera esposa de Coltrane en la una reunión en el Five Spot
café en 1958.
El John Coltrane de esta fecha es mucho más sólido de
lo que había sido cuatro meses antes en la fecha de Five Spot. Llevaba cuatro
meses con Monk y había absorbido por completo su complejo y multivalente
sistema musical.
Hay una sensación de que tanto Monk como Coltrane
sabían que iban a hacer historia en 1957 en el Carnegie Hall, y es palpable
desde las primeras notas de "Monk's Mood". Hay nueve temas aquí
tomados de actuaciones tempranas y tardías.
Monk suena grandiosamente barroco al convocar
arpegios grandiosos en cascada de su piano (que suena infinitamente mejor que
los pianos de chatarra con los que a menudo estaba cargado), mientras que
Coltrane suena inmensamente seguro en el Carnegie Hall con Monk. Seguro de su propia
voz sin miedo a mostrar sus raíces, con un pensamiento claro, maravillosamente
centrado, en sintonía con la lógica de Monk, simpático con la sección rítmica.
Se podría argumentar que ésta es la mejor grabación de Coltrane antes de las
históricas sesiones de Atlantic e Impulse.
Coltrane conoce la música a la perfección y sus solos
reflejan una versión temprana de su metodología de hojas de sonido. Los mejores
solos de Coltrane abundan, pero favoritos podrían ser los de "Nutty",
con algunas conversaciones cruzadas entre Coltrane y Monk, y "Sweet and
Lovely", que Coltrane convierte en un galope, revelando claramente sus
raíces en el primer Dexter Gordon. El único borrón sería su deslucido
acompañamiento a "Crepuscule With Nellie", que nunca fue sobre Coltrane
más de lo que lo fue Nellie. Era el escaparate de Monk, independientemente de
quién le acompañara.
En cuanto a Monk. Tras los grandes gestos de
apertura, continúa con interpretaciones boyantes e hipercinéticas de
"Evidence", "Epistrophy" (dos versiones, la completa quizás
la mejor de las dos para Monk, la incompleta más bien una obra de Coltrane) y
"Blue Monk". Un tema muy familiar, pero con el que se juega armónica
y rítmicamente como sólo Monk podía hacer en una buena noche, y ésta lo era. El
baterista Shadow Wilson no era Art Blakey, el baterista más apto de Monk, pero
mantuvo respetablemente a la banda en movimiento, junto con el bajista Ahmed
Abdul-Malik, de gran estabilidad. Se trata de una banda con mucho ritmo, con
dos músicos de primera línea que saben sacar lo mejor de sí mismos
· Personnel.
Thelonious Monk – piano
John Coltrane – tenor saxophone
Ahmed Abdul-Malik – bass
Shadow Wilson – drums.
https://www.youtube.com/watch?v=dgq_QZ74VI0
No hay comentarios:
Publicar un comentario