La tarde fue virando mortecina
tras tiernas confesiones confidentes,
con leve giro a babor, tu cuerpo,
maniobra de atraque irrefrenable,
desembarca en mis labios tu deseo.
Presagios de tormentas, encantadas
miradas con rubor incontenido,
ensimismados lentamente,
luego...
inventario de daños.
¡y sólo ha sido el primer beso!.
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