El hombre viejo y negro que duerme en el umbral,
espacio resultante del quicio de madera
del portal de la entrada del cerrado edificio
-domicilio oficial y a efectos oportunos:
trescientos veintinueve de Lexington Avenue
esquina, por el este, con calle Treinta y nueve-,
sentado en los cartones oscuros de las cajas
que desecha a diario el colmado vecino
-edredón celuloso que le sirve de lecho-,
con voz quebrada y frágil, inteligible apenas,
solicita monedas, cigarrillos, cervezas
(botellas pudorosas envueltas en sus bolsas)...
a gentes que transitan la Gran Manzana 'golden'.
Y antes de adormilarse con noctívago sueño
contempla el Chysler Building que brilla como un faro
de la falsa esperanza que respira Manhattan...
-la isla del tesoro del sueño americano-
y un contenido tópico, de evidente miseria,
una tarde se encierra, cárcel de calles muertas
con trama ortogonal...
en veinte alejandrinos.
en veinte alejandrinos.
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