Van pasando los años, mis quimeras
desvanecen su esencia como ondas
de láminas de agua donde roza
tanto fulgor de lágrimas serenas.
Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.
Reconocías siempre mis anhelos,
mi alma siempre sola, no se ampara
mi bagaje de penas, mi mirada
suplicante delata el desconsuelo.
Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.
En noviembre ¿mis jazmines afloren?
Difícil fructifique mi semilla
en áridos terrenos de caricias
negadas tantas veces en las noches.
Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.
Escondes las entrañas y no entiendes
llamadas generosas de cariño,
mas tus ojos se tornan comprensivos:
sólo es piedad lo que fugaz ofreces.
No obstante, amiga,
contento estoy de haberte acompañado.
Necesito esperanzas de luna
para seguir viviendo en ti de hinojos,
tus colinas tras muros poderosos
escalaré buscando tu ternura.
Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.
Solitarios, recorriendo las calles,
los abrazos no dados pero libres
adelgazan sentidos verosímiles:
la certeza que no puedes amarme.
Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.
Soñaría, cuando llegue el ocaso,
solo gozar tan leve cuerpo impúber
coronado de rosas o de nubes
que esconden doloroso mi fracaso.
No obstante, amiga...
contento estoy de haberte conocido.
SALMODIA DEL GOZO.