26.8.15

Que lo nunca eres tú (4).


Azul es el prenombre de mi ángel,
azul epifanía de tu encanto,
azul resulta el tiempo del recuerdo,
azul será mi amor,
                                    azul mi pena,
azules se me evaden tus noticias,
azul, no la memoria,
                                        sí el olvido fugaz de aquellos días,
la muerte será azul cualquier momento...

Tu faz azul, tersura acariciada,
temblor de poros
alrededor de turbadores labios,
arrebato de vórtices
y la cima sin fin de tus colinas,
leve lamento débil,
montaña azul inaccesible
tu musgo sumergido,
azul el lado oscuro de tu cuerpo,
acantilado de mi desamor abatido de mares,
oquedades azules y pliegues de ternura
tu valle azul prohibido,
desfiladero donde se detienen mis ensueños.

Húmedos ojos de lluvia desgastados,
el deseo se bate en retirada
a cuarteles de invierno de tristezas.

Castaños florecidos pueblan tu corazón y tu añoranza,
yo pertenezco a ajenas latitudes,
a ajenas energías y épocas ajenas.

Tu dicha no precisa mi dolor ni mis versos,
mi prescindible amor no resulta oportuno
y lo has encaminado
por divergentes sendas de doble dirección obligatoria.

Azul deviene el daño
y el otoño azul se manifiesta por la niebla.


LUNA AZUL.


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