Ya rompen infinitas tus ausencias
los mágicos silencios de mis tardes.
Necesito tenerte cuando ardes
como acero que cure mis dolencias
cauterizando estériles heridas,
rechazo tras rechazo producidas.
Ahora que más meses nos separan,
(cada verso es un año de distancia
o una lágrima que aleja nuestra infancia),
tus escasas ternuras no reparan
mi añejo corazón encadenado
a ti,
partido como vieja madera...
amor por amistad me has canjeado.
Cuán inútil resultará la espera
otro año más... aumentará mi pena
sabiéndote perdida,
¡cómo
siento
que no atraviese mi ciudad el Sena
para arrojar en él mi desaliento!
LA COBARDÍA DEL CÁNTARO
VACÍO.
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