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Como profeta en tierra ajena, escribía Byung-Chul-Han [*], que el siglo XXI no
sería ni bacterial ni viral, sino neuronal. El panorama patológico de comienzos
del siglo, también en el campo social, no es tanto de infecciones sino de
trastornos neuronales que quedan ajenos a las técnicas inmunológicas de ataque-defensa,
de repeler lo extraño y eliminarlo a causa de su otredad.
Según él, habría habido un cambio de paradigma en el que
desaparece la otredad y la extrañeza, sustituidas por la diferencia y el exotismo.
La sociedad, hoy, se sustraería del esquema de organización inmunológica, ya
que parecería cierto que el paradigma inmunológico no es compatible con la
globalización y que también la hibridación cultural es diametralmente opuesta a
la inmunización.
"Los profetas y adivinos, embaucan a los cretinos".
Sin embargo, los hechos son tozudos y, con toda la preocupación actual, el discurso inmunológico no sólo sigue en boga, sino que es imprescindible. Se sigue
planteando una respuesta de protección ante un peligro que amenaza las defensas
humanas de todo orden y en toda dimensión. Completando en esta década a lo que ya se había detectado que era congruente poco antes, aplicar la respuesta a inmigrantes o refugiados, pese a la ceguera
de Han, a ataques informáticos o a la superproducción y la superinformación [como nos han hecho ver
Esposito o Baudrillard]. Pero el peligro es letal en estos momentos.
Y en estas graves circunstancias, algunos además continúan fomentando otro peligro conocido. Y si no, obsérvese el
fenómeno de los nacionalismos actuales -aquí el catalán-, para reforzar la visión inmunizante. En su discurso no sólo
se afirma la inmunización sino que se agrava. Para ellos, lo otro es lo
negativo. La resistencia inmunitaria se tiene que dirigir siempre contra lo
otro o lo extraño, porque en un sistema dominado por lo idéntico no tiene
sentido fortalecer las defensas del organismo biológico o social. El sujeto repele
lo otro, lo expulsa, aunque el extraño no tenga intención hostil. El rechazo
inmunológico es una reacción frente a la supuesta negatividad de lo otro. Por
ello, la otredad que suscita una reacción inmunitaria, se opondría a un proceso
de disolución de fronteras, reforzándolas.
[*] Byung-Chul-Han (2017).- La sociedad del cansancio. 2ª ed. Herder,
Barcelona.
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